Verso suelto

Diga usted que sí

Hay un ejército de beatas que mandarían a la hoguera a los que salen a la calle

La calle Gondomar de Córdoba, en diciembre de 2020 Valerio Merino
Luis Miranda

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En el nuevo puritanismo del coronavirus los médicos son los obispos que censuran el comportamiento con voz severa y las enfermeras son como los curas rasos que siguen a pies juntillas lo que dice la superioridad y predican con voz meliflua la necesidad de quedarse en casa y de dejarse llevar. Los auxiliares, celadores y conductores de ambulancia son los sacristanes y presidentas de acción católica que sueñan con ocupar el sitio de sus superiores adelantándoles por la derecha de la virtud y el celo.

Como pasaba antes, también hay un ejército de beatas que dan la razón a todos los demás y mandan a la hoguera no a quien se salta las normas, sino a quien se ha perdido en tanto barullo administrativo o a quien las cumple y sin embargo escandaliza en las calles llenas. Los que se mesan los cabellos que han cambiado las canas por tonos cobrizos dicen muchas veces la palabra irresponsable , llenan las redes sociales con emoticonos de enojo y de pena y llamarían a la Policía para encerrar a todo el mundo sin pararse a pensar en la perspectiva y en que entre los que llenan una calle en una fotografía puede haber tres metros de distancia , aunque parezca que no cabe un alfiler.

Hace unas décadas dirian: «Qué vergüenza, con esas minifaldas . Dónde iremos a parar, que una cosa es la libertad y otra cosa es el libertinaje. Y encima besándose en plena calle, que es pecado mortal. ¿Pues no hay mujeres casadas que han seguido trabajando en vez de esperar al marido con devoción cuando llega de mantener a la familia? Yo no sé para qué quieren leer y saber tanto, si mientras más sabes, más sufres».

Ahora esperan los datos del día para que les den la razón: «Más contagios, si es que se veía venir y ya mismo habrá que cerrar otra vez. A mí me daba miedo la calle Gondomar abarrotada y Las Tendillas de bote en bote . Y sonreían tan felices y los de las tiendas tan contentos, que parece que lo hacen para ganar dinero. Somos muy irresponsables y nos merecemos lo que nos pase. Diga usted que sí, que lo tienen que hacer es quedarse en casa, aplaudir y pagar impuestos que no peligre el sueldo de los sanitarios, que nos protegen y nos aconsejan».

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