La Graílla
Córdoba 2022
Justo a los diez años del chasco monumental que cambió su nombre por el de San Sebastián, en las ramas de la ciudad van brotando los frutos que tuvo que haber dado aquel 2016
Sin camisetas azules , firmas de adhesión ni gestores culturales que no hablaban de literatura, arte o música, la Córdoba imposible que quiso ser Capital Europea de la Cultura tiene brotes verdes y puede que más duraderos. Justo a los diez años del chasco monumental que cambió su nombre por el de San Sebastián , en las ramas de la ciudad van brotando los frutos que tuvo que haber dado aquel 2016 que tenía que manar leche de viajeros y miel de creatividad, y que debían llegar desde fuera, ya que parecía que los cordobeses no eran capaces de hacerlo ellos solos.
Los que se entusiasmaron en aquella primavera de banderas efímeras al saber que para hacer algo por su ciudad sólo tenían que apiñarse en el Puente Romano y llenarlo de candados fluorescentes podrán ahora buscar unos cuantos lugares en que Córdoba se ha quedado con lo que un austríaco de pajarita arrebató después de siete años amasando quimeras . Desde hace un lustro tienen abierto el C3A , que en el enigma de sus hexágonos muestra las exposiciones en esos formatos que hubieran inundado la ciudad si hubiese conseguido la capitalidad.
A partir de ahora llegará también la colección de la Fundación TBA21 , que traerá exposiciones de impacto internacional tan ambiciosas como inclasificables . Los que se apuntaron como voluntarios y participaron en aquellas performances para recibir al jurado cuando parecía que el premio se tocaba con las yemas de los dedos serán ahora gente sensata que se dejará proponer por la sugerencia de las vídeocreaciones y que encontrará en las esculturas innovadoras un motivo para estar contento de que el buen arte actual ahora llegue a su ciudad.
El Ayuntamiento y la Junta de Andalucía , para que no se diga que por Córdoba no mira nadie, no han dejado pasar la oportunidad de cumplir el sueño una década después de la transformación cultural de Córdoba. El poder municipal ha decidido apoyar también un proyecto que se llama Ciudad de las Ideas , que ya es raro que nadie haya hecho gracietas pensando en llamarla Córdoba de las ocurrencias o preguntándose si las talas ideas tendrán algún color concreto y previsible en la gente de la cultura.
El caso es que la iniciativa del productor Fernando Vacas suena también a aquellos proyectos con que se iba preparando la candidatura que tenía que revolucionar a la ciudad, y que a falta de algo más concreto y con los resultados todavía sin horizonte parece que puede presumir de algún nombre con brillo. El único problema de esta capitalidad cultural que ha sobrevenido estos últimos tiempos es que no ha tenido el orgullo ciudadano e identitario que tuvo la candidatura y tampoco ha crecido el interés por la creación después de aquellos años. Quienes han vendido sus propuestas tienen perfecto derecho a comprarlas, aunque sea al precio de que las disfrute casi el mismo público que aspira a poder colocar las suyas en el futuro.
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