VERSO SUELTO
El bigote
Córdoba había acumulado en las últimas décadas tantas frustraciones como de la selección española de fútbol
Pocos segundos después del gol, cuando encima de Andrés Iniesta parecía que nunca dejarían de llegar jugadores con camisetas azules y prendas de abrigo, la realización mostraba una cara de gesto adusto. Vicente del Bosque permanecía serio mientras a su alrededor había estallado una bomba de alegría. Ningún español pudo fijarse en aquel momento, y cuando después de muchas repeticiones y bastantes días alguien se dio cuenta, el seleccionador contó que estaba preocupado por algo que sólo él había visto: sus jugadores pensaban que ya tenían la copa y se arriesgaban a que Holanda sacase de centro y aguase la fiesta en la primera jugada. Sólo Sergio Busquets tuvo la cabeza fría para quedarse en su campo a secar las lágrimas de Casillas mientras el entrenador ordenaba a todos recuperar su sitio.
Córdoba había acumulado estas últimas décadas tantas frustraciones como aquella selección española que antes jugaba como nunca y perdía como siempre, y por eso está justificado que ahora el alcalde, que preparó la candidatura para recibir la Base Logística del Ejército de Tierra con la mezcla de rigor y sano atrevimiento que necesitan esos proyectos, disfrute de haber conseguido para la ciudad el mayor logro en el último cuarto de siglo.
Es probable que en estos días Bellido haya visto en el espejo o los que se mueven alrededor de su despacho algo parecido al bigote circunspecto de Vicente del Bosque. Sabrá que quedan mucho más de los cinco minutos que pasaron entre el gol y el pitido final de aquella prórroga y habrá que hacer algo más que resistir los arreones de un rival desespeserado y hundido.
Lo dijo Santa Teresa y lo comprobó en sus carnes Truman Capote : «Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas». A los cordobeses que hoy se alegran y a las instituciones les quedan muchos obstáculos, trámites legales muy engorrosos y seguramente unas cuantas demoras, pero sobre todo el desafío de que su economía y sus trabajadores sean capaces de aprovechar una oportunidad tan grande. Ya habrá chascos cuando sepan que harán falta muchos técnicos de Formación Profesional capaces y bien preparados, algunos ingenieros y ningún divagante de las tres culturas.