Verso suelto
Bienvenido, Míster Pfizer
Las vacunas no pasaron de largo por Córdoba y encontraron rápido la calle Buen Pastor y el Reina Sofía
La Lotería , que ahora se vende en décimos sueltos por internet que se imprimen sin cuadro de Navidad, como si fuesen entradas para un concierto de Maluma, ya no deja buenas historias . Los agraciados ya no pasan por las administraciones para celebrar ni tocan las participaciones de peñas y asociaciones, así que ha llegado la vacuna del coronavirus para que haya gente que se sienta obligada a decir lo mismo que los demás. «Animo a todo el mundo a ponérsela, para que todos nos inmunicemos pronto. No duele nada y no tiene efectos secundarios». Seguro que ya hay tutoriales con membrete oficial sobre cómo decir lugares comunes sobre el Covid-19 sin tener que pensar por uno mismo.
Las vacunas no pasaron de largo por Córdoba y encontraron rápido la calle Buen Pastor y el Reina Sofía. Nadie se quedó con banderas en la mano esperando el maná del que podrán sacar réditos políticos y presentarse como salvadores del pueblo, pero lo de «es una vacuna como otra cualquiera y pronto volveremos a la normalidad » suena mucho a los «digo» de Lolita Sevilla y al «Americanos, os recibimos con alegría» con que Pepe Isbert esperaba los dólares que tenían que llevar el ferrocarril a Villar del Río.
La secuencia de la gente que hace cola con distancia interpersonal para pincharse sería un bonito final para la película, pero es mejor cambiar de canal y pensar en otra cosa cuando no dejan de anunciarse volantazos de guion que cuentan que el bicho está dispuesto a mutar y cambiar para seguir obligando a la gente a llevar mascarilla y a no juntarse en las discotecas.
El Covid-19 parece obedecer a los caprichos de esos directores de cine que torturan a los espectadores con malos indestructibles. Es bueno pensar que el bien no siempre triunfa , pero la supervivencia de Robert de Niro en «El cabo del miedo» termina por hacer desear que se cargue al famoso abogado, aunque sea más por cansino que por ético. Por si acaso habrá que desconectar un poco y no hacer mucho caso ni a la vacuna ni a las cepas. Sólo faltaría que el año que viene a estas alturas las colas fuesen para el coronavirus británico y se repitiesen tópicos: «No nos quitamos del Covid, pero seguimos vivos».
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