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Luis Felipe Medina, «in memoriam»

Incontables conversaciones tejieron una gran amistad y admiración

Luis Felipe Medina y su esposa, Josefina Rey Valerio Merino
Juan José Primo Jurado

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Conocí primero a su hijo Luis Felipe, compañero del Colegio Cervantes de los maristas, y luego a él: Luis Felipe Medina Cruz . Enriquecedoras conversaciones, donde anotaba todos los datos que me contaba, tejieron una gran amistad y mi admiración por él. Ayer falleció, con 91 años y achaques, pero en pleno uso de sus muchas facultades mentales, en la Córdoba de su alma, a la que dedicó tantos y tan buenos servicios y por la que se preocupó hasta el final. Su esposa Josefina Rey y sus cuatro hijos lo acompañaban.

Abogado de profesión, entre 1971 y 1979 participó en la política local como teniente de alcalde con Antonio Alarcón , el alcalde de la Transición. Luis Felipe, sin experiencia política, puso su sensatez y capacidad profesional al servicio exclusivo de las necesidades de Córdoba y los cordobeses, hasta convertirse en el mayor experto en Urbanismo de la ciudad . También ejerció durante dos décadas como secretario general de la Delegación Provincial de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y tuvo el mismo cargo en Industria.

Como se recuerda hoy, gracias a él se salvó de la piqueta el Gran Teatro y pasó a propiedad municipal, se dotó de terreno industrial a Córdoba, la ciudad dispuso de la semaforización más moderna y se alcanzó un acuerdo con Renfe y el Gobierno para construir una estación de mercancías -la actual del Higuerón-, liberar terrenos ferroviarios para la ciudad y construir una nueva estación. Con todo firmado y acordado, el nuevo alcalde, Anguita, tiró de ideología y lo desbarató. Córdoba tardó dos décadas en tener una nueva estación.

Luis Felipe Medina fue un político de otra época , pero no solo por el tiempo, sino por las formas. Nuestro director, Francisco Poyato, escribió hace años lo que le contó de forma amable sobre cómo, en sus viajes a Madrid para negociar con Renfe, dormía en casa de su hermano y periodista, Ismael Medina, y comía en la casa de al lado, la de su hermana. Porque, entonces, la política costaba el dinero. Descansa en paz, querido amigo, nos queda tu memoria, tu ejemplo y tu familia.

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