CRÓNICA

El Lugo abre los ojos al Córdoba (1-2)

La versión más valiente del Córdoba no logra compensar tras el descanso la racanería del primer tiempo

Pedro Ríos centra ante la mirada de un defensor del Lugo VALERIO MERINO

JOSÉ M. DOMÍNGUEZ

Cuando 15.000 personas aparcan cualquier plan de domingo en una tarde radiante y, en cambio, deciden reunirse en torno a un equipo de fútbol; «quizá» lo mínimo que esperen ver sea eso precisamente: fútbol. Parece una obviedad, pero nunca está de más recordarlo, especialmente cuando se trata del Córdoba , un conjunto que parece pensar sólo en el fin (un hipotético ascenso) y ha despreciado desde el primer día los medios para lograrlo (el juego en sí, con la dosis de espectáculo que, en mayor o menor medida, debería serle intrínseca). Con más pena que gloria, después de 29 jornadas (incluida la derrota por 1-2 ante el Lugo ), el equipo entrenado por José Luis Oltra puede al menos presumir de una plaza de play-off.

Resulta paradójico que el técnico haya optado por fortalecer el centro del campo (usa cinco hombres en su nuevo 3-5-2) y al mismo tiempo proponga un fútbol directo , más propio de los campos de Tercera, que se salta por costumbre la línea más poblada de su dibujo, un mediocampo transparente. Adiós a la superioridad numérica. No importa el sistema . Al final, todo se reduce en mandarle como sea el balón a Florin. Y en que el rumano, que demasiado ha hecho ya este año, siga domingo tras domingo extrayendo hasta la última gota de jugo a los melones que le tiran sus compañeros.

Entretanto, al Lugo le bastaron un par de saques de esquina para revelar la otra gran carencia del Córdoba: el balón parado , una suerte que le cuesta encajar un número más que preocupante de goles y que, por contra, apenas le ha reportado puntos esta temporada. Hernández fue quien aprovechó la pasividad y la falta de entendimiento de Razak con su defensa en el minuto 10.

El meta ghanés no atraviesa su mejor momento. Los nervios pasan de la portería a la grada y del público a la zaga. Por si fuese poco, el aficionado, de vez en cuando, se acuerda y le recuerda a los de corto que ha pagado una entrada para divertirse; no para ver cómo los profesionalesdel balompié se integran en un «pimball» de cabezas cada vez que alguien pone en práctica la jugada número 1, 2, 3 y 4 del Córdoba: el pelotazo a seguir. El 0-2, obra de Caballero y producto de otro desajuste defensivo, no hizo más que acrecentar el disgusto masivo y la desesperación.

Ni el desparpajo de Abel Moreno ni los chispazos de calidad individuales de hombres como Pedro Ríos sirvieron para recortar las merecidas diferencias. Por eso en el descanso a Oltra no le quedó más remedio que quitar a un pivote (Luso) y dar la alternativa a un atacante (Moha) . Del movimiento táctico salió beneficiado Carlos Caballero , que pudo al fin demostrar, unos metros por detrás, en su verdadera posición, que el Córdoba había desperdiciado 28 jornadas y media sin uno de los mejores organizadores de la categoría de plata.

El equipo, con el vallecano como motor, atrincheró al Lugo y respondió relativamente pronto en el electrónico, gracias a la enésima acción de minería de Florin . Siempre pica y escarba el rumano en la piedra defensiva de los rivales. Casi una labor de «fracking». No importa que en juego apenas haya una pelota en la esquina. El rumano va a por ella, por si pasa algo. Y ocurrió de nuevo. Trece veces van ya este curso. Un par de pillerías sobre la línea de fondo y una definición excelente cuando apenas tenía ángulo supusieron el 1-2 . Petróleo a cambio de sudor.

Tenía aún media hora el Córdoba para lanzarse a por el empate. Corría riesgo de recibir la puntilla a la contra. Apretaron, sacaron su orgullo y, sobre la marcha, aprendieron los blanquiverdes que había alternativas a los balonazos. Las jugadas llevaban al fin un hilo lógico, Caballero ; futbolistas como Pedro Ríos colaboraban y sacaban lustre a sus galones; el esférico circulaba y obligaba a correr a los visitantes.

Faltaron ocasiones claras, aunque disfrutaron de ellas Stankevicius y Deivid . No les acompañó el acierto. Y no premió el empate la obligada valentía de Oltra. Siguió pesando demasiado en el marcador un primer tiempo tan negativo para el espectador como perfecto para abrir los ojos. El contraste, al menos, fue clamoroso entre el bien y el mal, separados por el descanso. La cuarta derrota consecutiva en casa debería servir para que el Córdoba repare en los medios y deje de ofuscarse en un fin cada vez más en entredicho. Tiene jugadores para jugar al fútbol. Y, como le recordaba su sufrida afición, de eso se trata al fin y al cabo.

CÓRDOBA: CÓRDOBA: Razak; Stankevicius, Rodas, Deivid; Pedro Ríos, Luso (Moha, m. 45), Caballero, Eddy, Abel; De Tomás y Florin

LUGO: José Juan; Dealbert, Hernández, Iriome, Lemos; Pita, Seoane; Pereira (Martínez, m. 60), Campillo (Ferreiro, m. 85), Manu; Caballero

GOLES: 0-1: Hernández, m. 10; 0-2: Caballero, m. 30; 1-2: Florin,m. 61

ÁRBITRO: Mendié Jiménez, del Colegio catalán. Amonestó a Deivid y Rodas, por parte local, y a Pita, Martínez y Seoane, por parte visitante.

INCIDENCIAS: Vigesimonovena jornada en Segunda. Partido disputado en El Arcángel

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