DOÑA MENCÍA
La lucha por la vida de cada día de un niño de Córdoba
A sus cuatro años, Jesús Gómez tuvo que ser trasplantado de siete órganos
La casa de Jesús Gómez es una fuente de vida. Jesús es un pequeño de Doña Mencía de tan solo cuatro años y sabe como nadie lo que es aferrarse y no dejarla escapar. Esa fuerza se la ha trasmitido a toda su familia.
A su corta edad, Jesús porta ya una mochila de lucha. Nació en septiembre de 2011 y en agosto de este año se cumplirán cuatro años de su trasplante multivisceral . El 22 de agosto de 2012 « Jesús volvió a nacer », comenta su madre Carmen.
Hasta ese momento, la vida de Jesús avanzaba entre las paredes del hospital Reina Sofía . Tardó diez días en echar el meconio y le diagnosticaban la enfermedad de Hirschsprung . No había cumplido un mes de vida cuando tuvo que someterse a tres operaciones en una semana como consecuencia de una obstrucción intestinal. El 16 de diciembre de 2011 se sometía a otra intervención. Esta vez tuvieron que cortarle el intestino . «Se quedó con 15 centímetros», recuerda su madre, Carmen.
A raíz de esta operación, Jesús fue trasladado al hospital de La Paz en Madrid, referente nacional en este tipo de patologías. Llegaban el 13 de enero de 2012 de madrugada y el 25 era inscrito en la lista de espera para recibir un intestino y un hígado ya que al tener desde los 20 días de su nacimiento una vía parental para poder alimentarse su hígado «estaba destrozado». Relata que «tras ocho meses en la lista de espera, el trasplante fue de todo el aparato digestivo. Siete órganos: intestino delegado, grueso, colon, estómago, páncreas, hígado y duodeno », enumera. Los ojos de Carmen y de las abuelas de Jesús se inundan de lágrimas al preguntar cómo se lleva esa situación. «Muy mal» alcanzan a decir las tres. Pero miran a Jesús y sonríen. Él les da fuerzas para seguir adelante. Carmen cuenta que al niño «le costó mucho arrancar después de la intervención pero lo hizo al mes y medio. Estuvo hasta el ocho de octubre en la UCI y el ocho de noviembre nos daban el alta», rememora.
Desde el trasplante, Jesús tiene que ir cada tres meses a Madrid a revisión. La última ha sido este mes, el martes 19, «y nos han dicho que va todo muy bien ». El padre de Jesús recuerda que «aún le queda una operación» para la que están esperando la fecha.
Recuerdan todo este tiempo con dolor y el miedo no se les quita, pero Jesús vuelve a reír jugando con su hermana Ainhoa y la vitalidad les vuelve. Lo recuerdan también con agradecimiento. A su familia. A los compañeros de trabajo del padre de Jesús, «que juntaron todas sus horas y me dieron casi cuatro meses para estar con mi hijo en el hospital», cuenta emocionado. También a los médicos y a las enfermeras que atendieron y atienden a Jesús. Y muy especialmente a la Asociación NIPA , de niños con trasplante multivisceral y afectados de fallo intestinal y nutrición parental.