Una lucha por la «dignidad» de los conductores de Aucorsa

A Juan Carlos Jiménez , conductor con más de 11 años de experiencia en Aucorsa, le cambió la vida el día que cubría el trayecto San Rafael de la Albaida-Guadalquivir a los mandos de un vehículo de la línea 9 . Fue justo cuando no se percató de que un viajero le había pagado el billete, pero se había dejado atrás el ticket. La mala suerte se cebó con él cuando unas paradas más tarde accedió un inspector a comprobar que todos los pasajeros tenían su título. Bueno, todos a excepción del de aquel ciudadano. Aquel despiste le costó sólo un sofocón a la persona que aseguraba haberlo pagado, y una suspensión de diez días de empleo y sueldo por «falta grave» al conductor.

Desmedida o no la sanción, lo cierto es que esta multa se convirtió desde aquel instante en una cruzada que perseguía la salvaguarda de la «dignidad» de los conductores de la empresa municipal de autobuses . Juan Carlos se pregunta desde ese día que por qué un chófer como él tiene que responsabilizarse del olvido o la picaresca de un viajero si «bastante» tiene con estar pendiente de las condiciones del tráfico , informar a las personas y servir de cajero itinerante para aquellos que carecen de bonobús y optan por el billete ordinario.

Juan Carlos lleva desde ayer haciendo turnos con pancartas a las puertas de las cocheras de Aucorsa , en el polígono industrial de Pedroche, para reivindicar el derecho de él y de todos sus compañeros a ocuparse de lo que él entiende que ha de ser su responsabilidad. Y no más. Ya algo resignado, el conductor de Aucorsa explica con cierta resignación que hay ciudades, como Barcelona y Granada en las que el piloto de estos vehículos no tiene que preocuparse de estas funciones.

Considera además que actuó « de buena f e », pues reconoció en todo momento que el viajero le había pagado el título individual, incluso en los momentos de mayor nerviosismo de este último. «Decir que estaba convencido de que me lo había pagado fue incluso peor a la hora de aplicar la sanción », recuerda Juan Carlos, quien lamenta que lo hayan acusado hasta de haberse querido apropiar del importe del billete (1,20 euros, pues el incidente se produjo en noviembre del año pasado).

Este conductor que estos días se atrinchera junto a la puerta de las cocheras de Aucorsa nunca podrá olvidar la fecha del 26 de noviembre, el día del lamentable episodio. Ni tampoco el 16 de abril, la fecha en la que el juez dictó sentencia contra él y lo condenó a esos diez de empleo y sueldo. Sólo podrá el endulzar el mal trago si consigue que el Ayuntamiento rectifique la normativa y haga lo mismo que otras ciudades vecinas y el resto de Europa.

Puestos a elucubrar, hasta Juan Carlos considera que esta sanción es el resultado de una « persecución » que ha sufrido en la empresa, pues forma parte del comité de empresa y su organización sindical ( CCOO ), a su juicio, «no es demasiado afín» al actual gerente de la empresa municipal.