APUNTES AL MARGEN

Luces de bajo consumo

No es solo colocar foquitos led. El trabajo de adaptarse a un lenguaje convencional, buscar nichos de actividad respetuosos e ir más allá del turista forma parte de las asignaturas pendientes

Concierto de Vicente Amigo en Medina Azahara, este viernes, con motivo de la inauguración del alumbrado ÁLVARO CARMONA

En la misma semana, el Alcázar de los Reyes Cristianos —de propiedad municipal— y Medina Azahara —responsabilidad directa de la Junta de Andalucía— han iniciado o reiniciado sus iniciativas de iluminación ornamental, unas propuestas que han seguido caminos muy divergentes. En el Ayuntamiento de Córdoba, tras un millar y medio de avatares, se ha vuelto a poner en marcha el llamado espectáculo turístico nocturno que puso en marcha Andrés Ocaña, refrendó el PP asignándole el apoyo de una empresa privada y que el actual gobierno municipal se cargó. La denuncia presentada ante la Fiscalía y la instrucción subsiguiente se encuentran archivadas y lo que ha quedado es una maniobra política bastante poco limpia del actual equipo de IU, que se ha tenido que comer que la misma empresa que echó con cajas destempladas sea la que haya puesto en marcha la iniciativa otra vez.

En el caso de Medina Azahara, la iluminación ornamental no ha seguido el mismo cauce. Se trata de una inversión que ha realizado la fundación Endesa con la aquiescencia de la Consejería de Cultura y el gesto de desagrado de algunos notables de la cultura local, que se ponen finos cuando una multinacional anda por medio pero rara vez protestan cuando suceden los recortes presupuestarios. Cosas de la posmodernidad, supongo. En principio, la inversión tendría que haberse finalizado para que en verano se iniciasen las visitas nocturnas con el objetivo de que Medina Azahara deje de estar tan lejísimos como actualmente está y forme parte de forma activa de esa Córdoba que tiene tan a la vista.

Los dos monumentos tienen en común algo más que las nuevas luces led. Se trata de activos de alta capacidad para el desarrollo de iniciativas que se encuentran expresamente desaprovechados. En el Alcázar, que ha sido progresivamente confiado a los touroperadores, por una determinación municipal de dar prioridad a la rígida burocracia de su convenio colectivo por encima de las necesidades objetivas de Córdoba. En el caso de Medina Azahara, porque la Junta de Andalucía nunca ha tenido claro para qué quiere el yacimiento o, en concreto, qué papel ha de jugar la antigua ciudad palatina en el mapa de posibilidades. De qué cosas pueden hacerse para que el dinero público que se dedica a estos menesteres redunde en la comunidad que lo financia. Si la candidatura de la Unesco remeda tantos años de bandazos, miel sobre hojuelas, oiga.

«Si la candidatura de la Unesco remeda tantos años de bandazos, miel sobre ojuelas, oiga»

Ni el Alcázar es un sitio exclusivamente para hacer cola ante una puerta cerrada ni Medina Azahara puede ser coto de caza exclusivo de investigadores arqueológicos. En ambos casos, se echa de manos una gestión bastante más inteligente, didáctica y volcada en la ciudad. El Alcázar porque nunca ha tenido lo que está pidiendo a gritos: un equipo de gestión especializado que esté pendiente de las cosas que ocurren y salga al quite de cualquier oportunidad. Es verdaderamente extravagante que el principal monumento municipal por número de visitas no albergue ya ni un solo acto cultural de inicaitivas del impacto de Cosmopoética. Una cosa es que no haya personal disponible y otra cosa es que en el Ayuntamiento, hoy, a nadie se le pase por la cabeza abrir fuera de horario.

Un arqueólogo de guardia

Medina Azahara es prácticamente un yacimiento para especialistas donde el sentido didáctico empieza y acaba en el vídeo introductorio. Hace falta llevar un arqueólogo de guardia para hacerse una idea de qué fue aquéllo. Con la mejor sala de exposiciones de Córdoba, al cervatillo le van a salir telarañas ante la ausencia de muestras temporales, iniciativas externas o productos en colaboración con otros centros arqueológicos nacionales o internacionales. Pese a que se están haciendo unas reformas interesantes, en el Alcázar mandan unos jardines que son de cuando Cruz Conde frente al de un edificio que ha sido centro de poder, lugar de torturas, prisión. Pura historia de España. Y que dispone de algunos de los mejores espacios de Córdoba para atreverse a hacer cosas. Para equivocarse a gusto.

Ese quizá sea el problema. El discurso en boga es el de abrir la puerta, dar el folleto y cobrar una entrada. Y no es eso. O no es solo eso. Se trata de superar de una maldita vez la obligatoria necesidad de hacerlo todo para el turismo. De actuar con luces que no sean de bajo consumo..

Luces de bajo consumo

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