Loyola, nido de emprendedores
En el Programa de Aceleración de Empresas, de 14 semanas, empresarios e inversores asesoran a los nuevos emprendedores
Desde que la crisis azotara nuestro país, la palabra emprendedor ha sido una de las más repetidas a la hora de hablar de empleo. El presente y futuro depende en buena parte de esas valientes figuras que, ya sea por vocación o por necesidad, deciden iniciar un nuevo camino empresarial por su cuenta. Pero no es fácil ser emprendedor y mucho menos conseguir que un proyecto nuevo funcione. Por ello, el Programa de Aceleración de Empresas que lleva a cabo la Universidad de Loyola junto al Founder Institute Andalucía , pretende ayudar a esas personas que tengan un proyecto de negocio a que consigan llevarlo a cabo con éxito mediante 14 duras semanas de trabajo y asesoramiento.
En su primera edición se graduaron nueve empresas y, en la segunda, finalizada recientemente, han sido siete las compañías que han conseguido finalizar el curso, de las 17 que se presentaron inicialmente: Miplato.es, Click and Training y Buidding son algunas de ellas. «Es un proceso muy duro y hay mucha gente que abandona. Pese a ello, tenemos uno de los ratios más elevados de Europa en cuando a graduados». Así lo explica Esteban Almirón, director de Founder y director de Empleo y Emprendimiento de la Universidad de Loyola. Él conoce el funcionamiento de las empresas de primera mano, así como los factores que intervienen en el éxito o fracaso de las mismas. Para él, las claves para que una empresa funcione radica en dos pilares fundamentales: «Que la idea te solucione un problema real; y el equipo . El éxito realmente depende de las personas que hay detrás y de que tengan la capacidad necesaria para ejecutar el proyecto». A partir de aquí, todo puede ser, pero si hay algo que sea más importante incluso que el propio proyecto son las personas.
Por ello, al inicio de cada edición es fundamental conocer a los individuos que van a encabezar cada negocio: «No preguntamos por los proyectos, sino por las capacidades de las personas» . Para ello, analizan el llamado « ADN del emprendedor », un test utilizado en EE.UU. que trata de identificar el perfil personal, según cuenta Almirón: «Puedes tener una magnífica idea, pero si no tienes la capacidad para llevarla a cabo, ¿de qué vale? Sin embargo, puedes tener una idea que no es brillante, pero con una buena ejecución la puedes convertir en una empresa de éxito», argumenta. En ello inciden durante las 14 semanas de programa, en las cuales, el futuro empresario debe poner en práctica lo aprendido después de cada sesión, lo que supone una dedicación de alrededor de 30 horas semanales.
Precisamente esa capacidad de trabajo y de soportar la presión deben definir la figura del nuevo empresario. «El camino del emprendimiento es muy duro» , dicen los expertos, y no todo el mundo está preparado para serlo. ¿Pero qué características tiene que tener? Para Almirón, son muchas las facetas que deben determinar esta figura, pero existen unas básicas: « La perseverancia es importante . Te van a decir que no muchas veces, por lo que hay que ser perseverante». Además, añade la capacidad para focalizar, para saber lo que es importante en el momento oportuno, así como el perfil de venta, sobre todo en las fases iniciales. «Muchas veces somos muy buenos creando ideas pero no sabemos venderlas». Y, por último, el liderazgo. «Siempre intentamos convencer a los emprendedores de que no vayan solos, que tengan cofundadores o que busquen un buen equipo».
«El valle de la muerte»
De las 16 empresas que han conseguido graduarse en estas dos ediciones, sólo una ha dejado de operar, algo bastante positivo teniendo en cuenta que entre el 80 y el 90% de las empresas muere en los dos primeros años de vida, según Almirón. Ese periodo es conocido por los expertos como «El valle de la muerte», y aunque las métricas de cada empresa son los mejores indicadores de cómo están funcionando, los f actores externos pueden influir en el declive. «Un cambio en la tecnología, un competidor que te copia pero mejora el proyecto... Hay mil cosas a tu alrededor que te pueden marcar. Incluso algo tan sencillo como quedarte sin dinero».
El programa, cuyo requisito de admisión es tener un proyecto de base tecnológica , cuenta con un perfil muy marcado entre sus solicitantes: hombres de entre 35 y 45 años con titulación universitaria. «Nos cuesta mucho trabajo encontrar mujeres» , lamenta el director, que achaca este hecho al perfil más tecnológico del curso y al hecho a que las carreras de este tipo están más solicitadas entre el género masculino, algo que espera que cambie en las próximas ediciones. Las mujeres también están llamadas al emprendimiento.