GRAN TEATRO
Lola Herrera: «La vejez debe ser una parte de la vida, no que te encierren esperando a morirte»
Junto a Juanjo Artero, interpreta «La velocidad del otoño» este fin de semana en Córdoba
Alejandra , una mujer de 79 años, se niega a que sus hijos decidan por ella y quieran que viva en otro lugar que no sea su casa. Para eso envían a uno de ellos, Cris , que no ha tenido casi trato con ella en veinte años. Lola Herrera y Juanjo Artero se ponen en la piel de estos personajes en el Gran Teatro de Córdoba el viernes y el sábado en «La velocidad del otoño» .
En una entrevista concedida a ABC Córdoba, Lola Herrera habla de las claves de esta obra. Y tiene claro cuál es: «El respeto a que la gente decida lo que quiera hacer. Hay un porcentaje elevadísimo de personas, sobre todo de mujeres, que viven solas . No encuentro por qué alguien encuentra tan sorprendente que una mujer viva sola, porque la soledad es maravillosa si tú la buscas».
Insiste en la forma de entender la vejez, y se lamenta de que «se ha alargado la vida un montón de años, la ciencia ha hecho su trabajo muy bien, pero la estructura de la sociedad no ha ido en la misma dirección». Porque, recuerda, «como resultado le dan una pensión pobre , una vida tristísima, sin opciones».
«Hay caras bellísimas llenas de arrugas, que están llenas de vida y experiencia»
La actriz insiste en que la vejez «tendría que ser una parte de la vida . Que no te obligasen a estar encerrada esperando a morirte, con gente en las mismas circunstancias o peores. Todo el mundo tiene el derecho a vivir , y se deberían arreglar las cosas para que la gente pudiera estar en su casa , con sus vecinos, con sus cosas». Pues para ella, «si no es la belleza de la juventud parece que no existe la belleza, y la verdad es que hay caras bellísimas llenas de arrugas, que te transmiten un montón de cosas vividas, que están llenas de vida y de experiencia ».
Todo eso en una obra que habla de «las segundas oportunidades » y de la relación de una madre con un hijo, con el que ella había tenido más cercanía que con los demás, y que marchó de casa y no quiso volver sin haber dado un salto cualitativo.