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Ciudad Jardín, Huerta de la Reina y Fuensanta, tres barrios de Córdoba que esperan aún su impulso

Vecinos, comerciantes y hosteleros piden arreglar acerados, aparcamientos y apoyo a las tiendas para salir del deterioro

Signos evidentes de la necesidad de arreglo y limpieza del acerado de la Fuensanta-Santuario Valerio Merino

Baltasar López

Ciudad Jardín, Huerta de la Reina y Fuensanta-Santuario son tres barrios de Córdoba distantes geográficamente, pero unidos por algo: la espera desde hace mucho de intervenciones de calado básicamente del Ayuntamiento de Córdoba , que se anuncian, pero nunca llegan o tardan una eternidad en hacerlo, para revitalizarse, frenar su pérdida de habitantes o dar mejores condiciones de vida a una población especialmente envejecida.

ABC aborda con sus asociaciones de vecinos, comerciantes y hosteleros su situación y las medidas necesarias. La primera parada es Ciudad Jardín (15.896 residentes, según el INE). Basten un par de botones de muestra del olvido que sufre. En 2015, el gobierno local, del PP, anunció que quería desarrollar un programa de peatonalizaciones o aparcamientos que costaría 10 millones. No vio la luz. Ese mismo año, un bipartito de PSOEe IU tomó las riendas de la ciudad. Aprobó en Pleno en marzo de 2018 un plan integral para Ciudad Jardín: reformar acerados; mejorar la limpieza del barrio; combatir el problema del aparcamiento o peatonalizar Antonio Maura. No se ha desarrollado.

Pintadas en el escaparate de una tienda abandonada de Ciudad Jardón V. M.

El presidente de la asociación vecinal Nueva Ciudad Jardín, Antonio Gallego , afirma que el barrio está «retrasado. Si no actuamos a tiempo, nos podemos arrepentir». Solicitan un plan integral, con «decisiones de impacto». Una es hacer el parking de la Plaza de Toros —el actual gobierno local, de PPy Cs, se plantea rescatarlo; llegó a estar adjudicado en 2010—. Con el aparcamiento, avisa, hay un problema «estructural». La otra sería intervenir en Gran Vía Parque, para dotarla de «mucha más naturaleza», algo importante en un enclave limitado en zonas verdes.

Pero, dice, el programa integral necesitará muchas más actuaciones: arreglo de calles ; elevar la frecuencia y los recursos de limpieza del barrio al tiempo que se avance en concienciar a la sociedad; «mejora de la seguridad»; fomentar la colocación de ascensores —es el segundo barrio de Córdoba con más población mayor (25,6%), según el INE—; crear un centro de mayores ; «disminución de los ruidos por hostelería o botellones» o estimular desde el Ayuntamiento el comercio. «Esto es como un cementerio de locales vacíos», dice.

Concluye confesando que «cansa» ver que se hable de intervenciones y no lleguen:«El problema de Ciudad Jardín es por la dejadez de todos [en alusión a las distintas Corporaciones]».

Su homólogo en el c entro comercial abierto (CCA) del barrio, Ramón Luque , pide también un «plan integral para un barrio cada vez más dejado», que incluya «un arreglo serio de calles, pues hay vías que en 60 años no se han tocado», ointervenir en el alumbrado. Solicita, entre las medidas para el comercio, el parking de la Plaza de Toros —también beneficiaría a los vecinos—o intervenir en Antonio Maura, «dando una entrada atractiva semipeatonal al barrio». Y asegura que es «una lástima que pasen Ayuntamientos»y no lleguen las actuaciones necesarias.

Un nombre propio de la hostelería de Ciudad Jardín, Rafael Cordón , uno de los tres socios del Grupo Bar Moriles , da su análisis como empresario y vecino. Considera que es un barrio, del que estoy «enamorado», con «muchísima vida, lo que genera ruidos». Cree que la Policía debería actuar porque hay zonas que son «un botellón permanente». Ve, además, «una gran idea» el parking de la Plaza de Toros. Pide alguna «zona deportiva» al aire libre para «los chiquillos» y apunta como posible ubicación un espacio tras el parque Juan Carlos I (calle Secretario Carretero).

Un hombre camina por una estrecha calle de Huerta de la Reina V. M.

Huerta de la Reina

Al hacer parada en Huerta de la Reina (9.394 habitantes, pero el INE incluye también a los de Moreras) es fácil comprobar los incumplimientos que arrastra. El Pleno aprobó en mayo un plan de recuperación, pero ya hubo luz verde a otro en 2016.

El presidente de su asociación vecinal, Jesús Rodríguez , apunta que ambos documentos son «un calco el uno del otro», evidenciando el fracaso del programa de hace un lustro. Denuncia que el barrio está «bastante deteriorado». Su población «va siendo mayor» y por ello pide «accesibilidad sin obstáculos». Reivindica otras actuaciones «de urgencia»:«reforma de un buen número de calles»;solventar el problema de aparcamiento —«Hemos pedido la zona verde [reserva de plazas para vecinos]»— o «fomentar la apertura de tiendas. Estamos perdiendo mucho comercio».

Y ve necesaria «una ayuda social más grande» a sus mayores, que «tienen pensiones bajas y están teniendo que ayudar a sus hijos» con la crisis. Huerta de la Reina es el cuarto barrio más pobre de la capital y el decimocuarto del país, pero hay que matizar que el INE incluye en esta zona a Moreras, uno de los enclaves más castigados económicamente. Rodríguez ve «deprimente» que pasen los años y el barrio siga «en el mismo punto de partida».

Sirve otra opinión Rafael Peña, vecino de Huerta de la Reina y dueño del ‘Bar Peña’ que abrió su padre en 1951. Ve el barrio «muy dejado, en todo». A su juicio, habría que darle «un impulso bueno». Y cita el arreglo de calles o la mejora del alumbrado, que «hay menos luz que en el portal de Belén».

Asegura que es desesperante ver que llegan «unos y otros», por los políticos que van pasando por Capitulares, y «no se hace nada. Huerta de la Reina no mejora». En ‘Luz Córdoba’, tienda con 22 años de vida, su dueña, Lourdes Gámez, dice que Huerta de la Reina está «muy antigua». Pide «modernizarla» con medidas como el «arreglo de calles».

Otro problema a resolver es «el aparcamiento , que está fatal. Muchos clientes se quejan al venir a recoger algo». Gámez también pide que el Consistorio lance «estímulos» para que abran nuevas tiendas. «Éste no es un barrio atractivo para gente joven y mira que está supercerca del Centro», reflexiona.

Una mujer sube por las escaleras de su bloque sin ascensor en la Fuensanta V. M.

Fuensanta-Santuario

La ruta de los olvidos termina en Fuensanta-Santuario (12.740 habitantes). Allí, el incumplimiento más destacado en los últimos años fue el de la Junta, cuando la dirigía el PSOE, con el fallido plan para poner ascensores. Éste es el tercer barrio más envejecido de la capital (el 24% de sus habitantes tiene 65 años o más) y sin el elevador muchos mayores quedan casi presos en sus pisos.

Para combatir este problema, el gobierno local, una vez que PP y Cs accedieron a él en 2019, ha diseñado una operación con la Junta, por la que el Ayuntamiento espera que en 2022 arranque la colocación de elevadores en 42 bloques —se arreglarán además las cubiertas de 22 edificios—. El Consistorio estima que recibirá tres millones del Gobierno regional y él pondrá uno más.

Pero esta zona de la ciudad tiene más problemas. El pasado mes, la asociación vecinal Virgen de Linares denunciaba que la Fuensanta sufre «un deterioro progresivo» y advertía de sus problemas «sociales, económicos y de infraestructuras».

Demandas también hay en la asociación vecinal San José Obrero (opera en la zona que lleva ese nombre en Santuario). Su presidente, Manuel García, apunta que «esperemos que ésta sea la vez definitiva» para poner los ascensores, porque «llevamos diez años así».

Otras solicitudes son mejorar la limpieza; arreglo de acerados; equipamientos deportivos o la colaboración del Consistorio para mantener los pasajes privados de uso público. Pero no todo son demandas materiales. Esta AVV solicita a Capitulares, en medio de la crisis, una «mayor intervención» de Servicios Sociales, porque «el barrio está muy, muy, mal». «Es una zona obrera y de personas mayores», recuerda. No en vano, según el INE, Fuensanta-Santuario es el sexto barrio más pobre de la capital. Rodríguez finaliza lamentando que van pasando los mandatos municipales y «no se actúa».

Hacer una última parada en esta zona en Bar Casa Manolín , abierto desde 1979, es obtener de su dueño, Jordi Pedrera una ración de comentarios similares a los anteriores. A su juicio, «deben llegar las ayudas» para los ascensores y hay queintervenir ante «la falta de iluminación de bastantes zonas». Además, lamenta que haya solares «abandonados, que dan imagen de dejadez». Concluye reivindicando «ayudas a los vecinos para salir adelante» en medio de la crisis, pues «tenemos tasas de paro increíbles».

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