EL CAMPO

Las lluvias de mayo llevan a la industria del trigo a medir su «índice Hagberg»

Este parámetro marca la calidad del cereal y, en función de esta, su destino comercial

Una cosecha en una imagen de archivo ARCHIVO

INMA LOPERA

Pese a que no se había tenido en cuenta en anteriores campañas del trigo, las lluvias concentradas en el mes de mayo han servido de excusa a la industria para exigir conocer el índice de caída de Hagberg en la actual cosecha, que mide la calidad del grano y, en función de esta, su destino comercial bien en la industria harinera y semolera o en la de elaboración de pienso para alimentación animal.

Este índice de caída se obtiene a través del método conocido como « Falling Number », que mide el grado de germinación del trigo debido a la humedad y al calor. Es un parámetro fundamental en la clasificación del trigo francés, inglés o alemán que registran primaveras muy lluviosas. En España , en cambio, en años con una pluviometría normal ni siquiera se ha medido, pues el trigo español suele tener unos índices de caída muy altos, superiores a 300 , lo que significa que las propiedades panificadoras de la harina son muy buenas.

Este año, en cambio, las inusuales precipitaciones de mayo han suscitado el interés de la industria por conocer este parámetro, por lo que las cooperativas cerealísticas han tenido que equiparse con el desarrollo necesario para realizar el método y poder clasificar el cereal que entreguen los agricultores en tres calidades: Los trigos que tengan un índice de caída de más de 250, que no tendrán ningún problema industrial; los que estén entre 200 y 250, que serán dudosos, y por debajo de 200 los que según la industria no servirán para sémola o harina y tendrán que destinarse a alimentación animal .

Alerta entre los agricultores

Esta situación ha creado bastante alarma entre los agricultores cuando la recolección del cereal está a punto de finalizar en Andalucía, según denuncia la patronal agraria Asaja. «El trigo duro alcanza su mayor precio cuando se vende para la elaboración de sémola y con estos parámetros se estima que entre el 30 y 35% de la producción andaluza no servirá para este fin», señala el técnico de la asociación, José Vázquez .

Para Asaja , la germinación del trigo no incide en la elaboración de pasta y sémola y advierte que puede ser usada como «excusa para depreciar el producto y pagar menos a los agricultores». Según el técnico de la patronal agraria, «el germinado se ha dado en una parte de las partidas del cereal sembrado más temprano , pero en el trigo más tardío se ha visto que las partidas tienen buena calidad». No obstante, esta heterogeneidad «obliga a los agricultores a conocer muy bien su cereal y a venderlo con un precio referenciado (a lonjas o a otros mercados) en función de su aptitud comercial». Y es que, según Vázquez, «no todas las partidas son iguales» y en función de la calidad del cereal y en especial del trigo duro «sólo un porcentaje muy bajo se destinará a pienso».

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