MAYO FESTIVO

La lluvia afea el primer fin de semana de Patios en Córdoba

El mal tiempo aleja a los visitantes aunque permite ver las casas con más detenimiento

Turistas en la calle Marroquíes, este viernes ABC

J. M. C.

Acostumbrados los ojos a ediciones anteriores, en las que tratar de moverse libremente por San Basilio o Santa Marina era una auténtica temeridad, el aspecto que mostraron estas zonas eminentemente turísticas ayer por la mañana, en el inicio del primer fin de semana de Patios de Córdoba, era francamente desolador. Si bien hay que diferenciar la jornada por fases.

Nada más abrirse los recintos, con puntualidad británica a las 11.00 horas, la ruta del Alcázar Viejo estaba tomada por los turistas. En mucha menor cantidad de lo que resulta ser habitualmente, pero se notaba animación y ante las puertas parecía que la figura del controlador empezaría a cobrar sentido a cinco días de iniciarse el Festival por excelencia del Mayo Festivo. «Ha sido cerrarse el cielo, empezar a caer unas gotas y dispersarse el público como espuma disuelta», destaca una chica del grupo de informadores turísticos contratados por el Consistorio, que van uniformados con camiseta verde y gorra de color naranja.

Marroquíes, 6

Y si, al menos, en San Basilio se veía algo de vida, Santa Marina estaba literalmente «muerto». De hecho, ante la puerta de Marroquíes, 6, el verdadero buque insignia de aquella zona, poco antes del mediodía únicamente se podía ver a un vendedor de la ONCE, al controlador con uniforme azul y tres informadoras turísticas.

«¿Pero dónde está el personal?», y la respuesta: una sonrisa de incredulidad y un alzado de hombros. «Alguno hay dentro», señalaba el portero con un dedo en dirección de la casa, antes de apuntar aquello de «ya llegarán por la tarde o en cualquier momento te aparece un grupo por arriba y otro por abajo y te llenan el local».

«No nos molesta la lluvia: nosotros somos ingleses», bromeaban unos visitantes

Algo más arriba, en Chaparro, 3, al que por proximidad con el anterior también suele ser abordado por un público abundante, tenía mejor cara que su vecino. Porque ciertamente algo de visitas tenía, pero no debían esperar ni cinco minutos para entrar. «Así da gusto verlos», señalaba uno de un grupo de cinco amigos con aire de profesores universitarios, en alusión a la tranquilidad y la paz que se respiraba en el inicio de la jornada. Y no era el único que pensaba así. «De Winchester, Inglaterra», respondieron al unísono una agradable pareja de activos turistas de pelo cano.

«Ya habíamos venido a Córdoba en diez ocasiones anteriores, pero a los Patios es la primera vez, nos han gustado mucho y claro que no nos molesta la lluvia, somos ingleses», explican con ese toque de humor tan isleño antes de considerar que «el agua tiene que ser bueno para las plantas». Otra pareja británica y residentes en Ibiza se mostraban encantados por el clima, «muy agradable para pasear» y la calma con la que «se puede disfrutar de estos Patios tan hermosos que tienen».

El día era propicio para las parejas, especialmente de personas con solera en edad. «Somos alemanes y nos llevamos un muy buen recuerdo de los Patios... Pero ¡ay esa Mezquita!», terció ella con voz cómplice llevándose las manos al corazón antes de tomar el tren de vuelta a Sevilla.

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