TOROS

Lidia de mínima expresión y ocho orejas

Triple puerta grande para Díaz, Benítez y Benjumea en Palma Del Río

Julio Benítez, con uno de sus oponentes GUAJI

Tarde mediática, de mucha expectación en la taquilla de la portátil, pero tarde de rango inferior. A la incomodidad propia de una plaza de esas características, donde el público se acalora con facilidad, se le sumó ayer un reparto inapropiado de trofeos en una jornada donde dos hermanos de sangre debutaron taurinamente en la ciudad donde nació su vínculo genético. Sesión mediática, con reses sin casta que concluyó según lo preconcebido, con un reparto sin medida justa de trofeos según lo visto en el ruedo.

Manuel Díaz, con el primero, que blandeó de salida, anduvo precipitado e inconexo con la capa. Tras un señuelo de puyazo y un quite por chicuelinas sin historia, tomó la diestra para intentar sacar del tercio después de congeniar con el público en el brindis. Molesto por el viento, achicó distancia para propinar tantas series con la diestra como ocurrencias surgiera. Faena de cantidades e insustancial de pleno ante un animal noble pero de corto recorrido.

En el cuarto, desaparecido con la capa, quiso enmendar con una faena aseada de inicio en las formas. Fundamentada en la diestra, con algo de estética, se mostró insistente y redundante, algo que acabó resultando insuficiente en una faena de mínimo rigor interpretativo ante un animal poco colaborador y a menos.

Julio Benítez recibió con una larga cambiada de rodillas antes de tomar planta en firme para así lancear a la verónica y rematar con una coqueta media. Voluntarioso en todo momento, inició de rodillas y junto a las tablas la faena de muleta. En la segunda serie intentó ligar y bajar la mano, sin obtener la respuesta esperada de su enemigo, siempre apagándose. El toreo, que no acabó de someter, se mostró dispuesto con ambas manos, concluyendo en la distancia cercana para buscar conexión con astado y público.

El cornúpeta se rajó

Ante el quinto, que saltó al ruedo sangrando por el pitón izquierdo, se mostró bullidor con la capa sin calar. De muleta, repitió arranque hasta sacar a los medios donde citó sobre la diestra intentando correr la mano hasta que el cornúpeta se rajó. Pese a la insistencia, Benítez, que procuró la zurda, apenas pudo ejecutar series, antes de cerrar con dos saltos de la rana.

Benjumea anduvo correcto a la verónica, dejando una buena media para cerrar su saludo al tercero. Con la muleta, estuvo templado con la diestra y más profundo con la zurda, viéndose obligado a rectificar para evitar bajar la mano ante un enemigo sin casta. Su actuación perdió crédito al decantarse por acciones de cara a la galería, con desplantes y llegando a mordisquear el asta izquierda de su oponente. El presidente le concedió dos orejas pese a haber errar feamente con la espada.

En el que cerró plaza, se mostró algo precipitado de capa. Ya con la muleta, planteó un buen inicio por bajo para sacar y así iniciar una faena más seria, que estuvo dominada por el mimo que tuvo que emplear para sostener. Interpretación de pases aislados, pero poco más por la falta de acompañamiento de la res y que concluyó con inapropiado cierre a espadas. Tarde de mínimas expresiones, eso sí, con ocho orejas cortadas, donde las reses no acompañaron y donde apenas hubo toreo.

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