Baltasar López - PRIMERA PLANA
Una levantá por Begoña Bernal
La presidenta de Icomos en el pecado lleva la penitencia: ayudó, imagino que a su pesar, a engrandecer la Semana Santa
La presente Semana Santa no es una más. Tendrá una entrada triunfal en la historia, con letras de oro más o menos brillantes, según la meteorología se empeñe o no en deslucirla. Porque se diseñó para que todas las hermandades pasen por la Catedral o, al menos, por el Patio de los Naranjos. Fue la forma en que el mundo cofrade puso la otra mejilla ante el calvario al que la Junta e Icomos-España (órgano asesor de la Unesco), con su presidenta a la cabeza, Begoña Bernal, someten al proyecto del Cabildo para habilitar una segunda puerta en este monumento. Esta actuación facilitaría el acceso de los pasos y es vital para que la carrera oficial pueda procesionar desde su actual recorrido hasta el entorno del principal templo de Córdoba. La Consejería de Cultura ya había ordenado su levantá, pero llegó Begoña y gritó: «¡Ahí queó!».
Pese a tener las competencias para aprobar la intervención, la titular autonómica del ramo, Rosa Aguilar, decidió mandarla, para que la autorice o no Dios sabe cuándo, a la Unesco, quien da los títulos de Patrimonio de la Humanidad que tiene la Mezquita-Catedral desde 1984. Alegó que atendía al toque de llamador de la capataz de Icomos. La máxima responsable de este órgano firmó un informe que rechazaba retirar una celosía de 1972 para contar con una segunda puerta. Sostuvo que quitarla sería «ilegal» y que implicaría «mutilar» este icónico inmueble. Pero no quedó ahí. Daba latigazos al anhelo de las hermandades de llevar la carrera oficial a su hogar natural. Consideraba que la presencia intensiva de procesiones en esta joya arquitectónica es un riesgo para su conservación, sobre el que se debería hacer un estudio.
La respuesta de las cofradías fue irse a la trabajadera y meter riñones para cuadrar un infernal puzle de itinerarios y horarios. Tras eso, compartieron costal con el Ayuntamiento, donde el PSOE parece querer expiar los desplantes a los católicos del principio del mandato. Diseñaron una Semana Santa aún más esplendorosa, más fácil de vender al viajero. Y muy relevante es que su vertiente económica es una cruz de guía tras la que desfilan ingresos para hoteleros, restauradores, taxistas o quiosqueros. Pero todo eso es pasado. La historia la hacen estos días, especialmente cuando la lluvia se toma un respiro, costaleros, nazarenos, policías, empleados de Sadeco…
Imagino que la presidenta de Icomos-España no se dejará caer por aquí. No querrá que la realidad de comprobar que la Catedral no sufre ningún daño le estropee una polémica, terreno en el que se siente tan feliz como un cofrade viendo salir la Borriquita con previsión de sol para la semana entera. No gozará de una manifestación popular religiosa, pero también cultural y estética, que ella, y en el pecado lleva la penitencia, ha acabado ayudando a engrandecer -imagino que a su pesar-. Sólo por esto último vaya mi levantá semanal por Begoña Bernal.