Mario Flores - El dedo en el ojo

El lenguaje tabernario

El cogobierno se ha especializado en ofrecer soluciones para problemas que no existían, generándolos

Siempre me ha seducido aquel adagio que sentencia que «no hay solución buena cuando no hay problema». Porque demasiadas veces los seres humanos nos afanamos en buscar soluciones complejas a conflictos inexistentes, y enredamos las situaciones hasta convertir una simple idea en una amenaza para nosotros mismos; es así como aparecen las distintas formas de la depresión, de las fobias más diversas o de los complejos personales: nos empeñamos en buscar salidas a situaciones que se encuentran razonablemente resueltas y lo que hacemos es crear un problema donde no lo había.

Si trascendemos el ámbito clínico y nos centramos en lo más mundano, es fácil constatar cómo nuestra clase política municipal (sin duda alguna esta que gobierna ahora las cosas de Córdoba) lleva consagrada al desafuero desde que entró a gobernar hace ahora ocho meses. En un tiempo récord han conseguido hacer bueno el aserto y generar problemas a base de ofrecer «soluciones» a conflictos que no existían: con el Córdoba CF, con las hermandades, con la planta cementera Cosmos, con la Cabalgata de los Reyes Magos, con las asociaciones católicas (no me vale que el concejal de Servicios Sociales arrime el hombro trabajando un sábado con la asociación Bangassou porque lo hacía para conseguir la foto),…y con los horarios de visita y el espectáculo de luz y sonido del Alcázar. Entre otras tantas, claro.

Y no contentos con generar un problema donde no lo había (pero hombre Pedro García, si la empresa que explotaba el Alcázar lo hacía de dulce, ¿¡¡pa qué tocas ná!!?) se permiten sacar pecho ante el despropósito y dan rienda suelta a la vena tabernaria que parece regir sus acciones.

Y es que escuchando al co-alcalde censurar a la oposición por las críticas que recibe de ésta por su sectaria manera de conducirse, dan ganas de recoger firmas para que Pedro García vuelva a primero de EGB y se aplique en el aprendizaje de las buenas formas. Son palabras suyas las siguientes: «Que los ‘colegas’ del PP sepan que no vamos a privatizar el Alcázar…», que dan ganas de decirle: «¿Y si te invitan a unas litronas?». Y también es suya esta expresión: «Lo que sí sé es que nosotros nos hemos ‘comido el marrón’ de tener que arreglar la situación en la que nos encontramos este monumento [el Alcázar]», que no sé si bajo su singular léxico habría que responderle que esa cuestión la podríamos discutir en «el ‘chabolo’ del ‘talego’». ¡Que no son formas hombre!

La percepción de la ciudadanía aparece cada vez más clara en lo que se refiere a la gestión de un equipo de co-gobierno que zozobra entre la provocación, el desatino, el desacierto y la nadería. A ver si nos ponemos la pilas y nos quitamos el «morao» de encima, «colega».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación