CONTRAMIRADAS
Las Ketchup: «Mientras haya vida, hay Ketchup»
Diecisiete años después del huracán Aserejé, las hermanas Muñoz siguen dando guerra por medio mundo.
Al otro lado del teléfono, se oye la voz de Las Ketchup . Las tres hermanas Muñoz se encuentran en Rumanía . Acaban de hacer las pruebas de sonido para su actuación de la noche en el Festival Retro de Bucarest . 17 años después del huracán Aserejé siguen en la carretera. En el puente aéreo, mejor dicho. Después de Rumanía, viajarán a Polonia, Francia, Alemania, Suiza, Madrid y algún otro destino. Ya no viven instaladas en el delirio de 2002 cuando recorrieron el planeta de punta a cabo y se adueñaron de las listas de éxitos de medio mundo. Pero ahí siguen. Sin prisas aunque sin pausa. Lola Muñoz está al aparato. Lucía y Pilar, entretanto, aguardan a su lado.
Ocho millones de copias vendidas, número 1 en 30 países y el sencillo 103 más vendido de la historia. ¿Habéis despertado ya del sueño?
Nosotras procuramos estar muy despiertas y atentas. Aquel éxito fue algo mágico que sucedió de repente. Poder compartir con tanta gente, conocer tantos sitios y hacerte con los demás es una cosa mágica. Una de las cosas más importantes que nos ha podido pasar.
Lola, Pilar y Lucía Muñoz son hijas del guitarrista flamenco Juan Muñoz «El Tomate» , maestro de instrumentistas y miembro de una genuina generación del cante jondo que ha dejado profunda huella. En 2002 debutaron con su álbum «Hijas del Tomate» y su tema «Aserejé» convulsionó la industria discográfica internacional hasta cotas rara vez vistas. Fue el productor cordobés Manuel Ruiz «Queco» quien transformó el rap clásico «Rapper’s Delight» en un bombazo pop descarado y contagioso que dio la vuelta al mundo y puso a bailar a todo quisqui.
El fenómeno traspasó todas las fronteras y Las Ketchup se montaron en un carrusel del que no se bajaron en meses. En 2006 sacaron su segundo plástico, «Un blodymary» , con una respuesta muy notable del mercado discográfico. Desde entonces, no han dejado de subirse a los escenarios, eso sí, con un ritmo más digerible. «No hemos parado desde 2002» , puntualiza Lola Muñoz . «Las giras no han sido tan intensas como al principio. Antes nos tirábamos muchos meses fuera de casa. Ahora ya no tanto. Y hemos sido madres las tres en este tiempo. Yo me he llevado a mi bebé a los conciertos», agrega.
No hay continente donde no hayan puesto a bailar a miles de personas el Aserejé. «¿En cuántos países hemos actuado? ¡Buf! Imposible contarlos. En muchísimos. Toda Europa, América, África, Asia . Una barbaridad». El año pasado actuaron en los países nórdicos. Un vídeo que colgó un periodista y que pulula por las redes atestigua la plena vigencia del Aserejé en un concierto atestado de jóvenes moviendo el esqueleto en Noruega .
¿A qué sabe la fama?
[Lola se vuelve hacia sus hermanas y repite la pregunta. Contesta Lucía entre risas] ¡A salmorejo cordobés con tortilla de papas !
¿Y a qué sabe el olvido?
El olvido sabe muy bien. Mientras una no se olvide de quién es.
¿Sabéis ya en qué consistió el milagro del Aserejé?
No lo tengo muy claro, pero cuando algo está para ti, las cosas de la vida suceden. Por lo menos, las cosas importantes. Eso estaba ahí para nosotras y así sucedió.
¿Y se puede vivir de una canción?
No. Se vive de tu trabajo como artista. Nosotras hemos cantado muchas canciones. Si hemos continuado ahí es porque había muchas más cosas. Somos algo más que una canción, aunque el Aserejé para nosotras es muy importante. Somos Las Ketchup . No somos Aserejé . Hemos cantado en muchos lugares y hemos flipado cuando la gente se sabía todas las canciones.
¿Y qué es más difícil de manejar: el éxito o el fracaso?
Nosotras todavía no hemos vivido el fracaso, porque seguimos viviendo de lo nuestro. [Pilar coge el teléfono] Yo encuentro el fracaso muy positivo porque siempre te lleva a un éxito. En el fracaso aprendes que lo que estás haciendo no te está dando resultados. Yo creo que el fracaso es más interesante que el éxito .
¿Y del éxito qué se aprende?
Muchísimo también. Pero es más difícil el éxito que el fracaso. Una cosa lleva a la otra. Hay que evolucionar cuando una cosa empieza a ir mal. Eso pasa también en las relaciones humanas. Hay que evolucionar y dar un paso hacia adelante.
Nada indica que el estratosférico éxito musical les haya levantado los pies del suelo. Todo lo contrario. Sus voces suenas naturales, divertidas, desenvueltas, cercanas. Responden de forma coral, turnándose en el teléfono, derrochando ingenio. Continúa Pilar al aparato.
¿El huracán Aserejé os dejó heridas?
Los huracanes destrozan para que renazca algo fundamental. De las cenizas resurge siempre algo que estaba ahí esperándote. Aquí se aprende mucho.
¿Y qué ha resurgido?
El huracán se lleva todo lo caduco, las estructuras que no sirven, todo lo que no te hace bien. Y resurge una esencia, un diamante que está dentro de una cueva.
¿Qué le deben Las Ketchup a Juan el Tomate?
[Regresa Lola] Para empezar, la vida. Y luego haber nacido en un círculo muy flamenco, haber conocido en nuestra propia casa a grandes cantaores, a grandes guitarristas, que han merendado con nosotras, como Vicente Amigo, Manuel Silveria o nuestro tío El Pele . Los hemos tenido de manera cotidiana, los hemos normalizado y los hemos visto como seres humanos que somos todos. Es una de las cosas más importantes que nos han pasado.
Por cierto, ¿escribió usted ya la biografía de su padre?
Sí, ya hice la tesis en la carrera de Flamencología y mi trabajo de investigación fue un análisis de la guitarra flamenca de mi padre. Uno de los bloques era su biografía.
¿Y qué descubrió de su vida?
Yo sabía las fatigas que había sufrido. Las hambres y las complicaciones que había pasado para aprender a tocar. Me fui a Cádiz, a entrevistar a Juan Villar , y a otros sitios para hablar con muchos artistas a los que mi padre había acompañado. Y descubrí que se había divertido mucho. Me contaron cosas súper divertidas.
¿Qué puerta ha abierto Rosalía en el flamenco?
Muchísimas. Ha traído a todos los jóvenes al flamenco, por ejemplo. A mí me gusta mucho. Ha revolucionado todo. Ha hecho una revisión del flamenco, su propia interpretación. Y hace canciones maravillosas y súper chulas. Tiene una puesta en escena espectacular. Pero ojo: hay que analizar qué es flamenco y qué no es flamenco. Hace muchas cosas que no son flamencas, pero le suenan a flamencas, y eso está muy bien.
En la Noche Blanca ha habido una polémica por su elevado caché. ¿Malamente?
Yo no estoy para analizar el caché que cobran los artistas. Si se lo han pagado, habría que ver cómo se hace el reparto. Rosalía lleva un súper montaje y eso vale dinero .
¿Qué echáis de menos del «boom» del Aserejé?
Cada momento tiene su punto. Ahora estamos en otro momento. Lucía dice que no podría vivir eso otra vez. Yo tampoco. Yo no echo nada de menos. Sigo trabajando en esto, conociendo lugares y gente, compartiendo esos momentos mágicos del escenario.
¿Y cuánto Ketchup queda en el bote?
En el bote queda mucho Ketchup, cariño mío. Mientras haya vida hay Ketchup. Dice Lucía que el Ketchup tiene ahora más chili . Y Pilar dice que «Achilipú a pum a pum» [risas].
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