TRIBUNALES

Juzgan a una pareja de rumanos por obligar a una menor a vender flores bajo amenazas

El fiscal considera los hechos un delito de trata de seres humanos con fin de explotación de mendicidad

Una joven rumana en la capital en una imagen de archivo ARCHIVO

P. García-Baquero

Un matrimonio rumano será juzgado en la Audiencia Provincial de Córdoba acusados de obligar a la novia de su hijo — una menor de 15 años - que fue entregada por sus padres en Rumanía a vender claveles durante horas bajo la amenaza de quitarle el bebé .

La Fiscalía de Córdoba solicita en su escrito de acusación seis años y seis meses de prisión para esta pareja por un delito de trata de seres humanos con el fin de explotación de la mendicidad . A esta pena, el Ministerio Público solicita además una orden de prohibición de comunicación o acercamiento con la víctima durante ocho años.

El relato del fiscal recoge que los hechos se remontan al año 2013 cuando la menor contaba sólo con 15 años y fue entregada por sus padres a los acusados con la finalidad de que la casaran con su hijo. Tras ello los acusados se trasladaron a vivir a Lucena , conviviendo pero sin que la menor finalmente llegara a contraer matrimonio con el hijo de ambos, también menor.

Así las cosas, desde al menos principios de 2015, hasta mayo de ese año, los acusados aprovechándose de la vulnerabilidad de la menor , habiendo sido madre de su nieto en 2014, y encontrándose bajo la patria potestad de ellos, contando con 16 años la obligaron a ejercer la mendicidad y venta de flores con un total sometimiento a ambos, sin capacidad para decidir y sin poder disponer del dinero que obtuviese. De manera que prácticamente a diario, los acusados, amedrentando a la menor con la posibilidad de que no volviera a ver a su bebé , la conducían a un lugar donde debía de vender flores o ejercer la mendicidad, vigilaban lo que hacía y se quedaban con todo el dinero que ella obtenía.

Durante meses los acusados llevaban de Lucena a Antequera a la joven a primera hora de la mañana recogiéndola a última hora de la tarde-noche. Una vez la recogían incluso la agarraban del pelo para meterla en el coche de vuelta al domicilio.

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