Contramiradas
Julián de la Torre: «No podemos cantar victoria ante un virus que no conocemos»
El jefe de Enfermedades Infecciosas del Reina Sofía ha hecho frente a la epidemia del sida y la del covid
![Julián de la Torre, en el Reina Sofía de Córdoba](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/10/s/contramiradas-julian-torre2-kmZB--1248x698@abc.jpg)
Vivió los años crudos del sida en primera línea de batalla. Bajo el magisterio de José María Kindelán y Rafael Jurado , formó parte del equipo médico que combatió en medio de la oscuridad aquel virus mortífero que se llevaba por delante la vida de miles de jóvenes en las postrimerías del siglo XX. «Los enfermos se nos iban de las manos», recuerda al otro lado del teléfono. «Y eso es muy duro. Eran enfermos en la flor de la vida. Vimos familias destrozadas. Algunas, incluso, donde murieron todos: padres e hijos. Tuvimos una sensación de desvalimiento . Y de miedo. Porque los médicos somos personas y tenemos familia».
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Hoy, veinte años después, Julián de la Torre dirige la unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Reina Sofía en medio de otra calamidad humanitaria sin precedentes.
¿Imaginó una catástrofe peor?
Entonces no. Con el sida , igual que ahora con el covid , fue enfrentarse a lo desconocido. Luego sí que ha habido amenazas que no se han plasmado: la gripe aviar y porcina o el SARS. No puede decirse que el mundo occidental no haya tenido avisos. ¿Nos sirvieron para tener un plan de contingencia frente a una catástrofe como esta? Yo creo que no.
¿En qué hemos fallado?
No hemos fallado en nada. El mundo, a partir de ahora, va a tener que estar preparado. Epidemias ha habido siempre, pero no en un mundo desarrollado como este. Y, cuando ha habido, ha afectado a países pobres . Antes las veíamos de lejos. Y el mundo occidental se ha dado cuenta de que no está inmune a estos problemas.
El año más letal del VIH, en 1995, murieron en España 5.857 personas. Ahora en solo dos meses han fallecido más de 26.000.
No son cifras comparables. Los virus respiratorios , al transmitirse por gotitas, infectan todo lo que tocamos: en el trabajo, los bares, las sillas, las mesas, los cubiertos, el suelo. Y provoca una pandemia de una virulencia enorme. Sin embargo, el VIH se transmitía por la sangre, por relaciones sexuales o vía madre-hijo. Y para eso tenías que tener prácticas de riesgo. Si no, no se transmitía. No es comparable.
«La gran catástrofe es vivir como si fuéramos dueños de todo. Y el futuro no está en nuestras manos solo. No somos dioses. Somos criaturas»
Julián de la Torre se echó en brazos de la medicina a causa de un contratiempo personal. No había cumplido los 18 años de edad cuando su padre sufrió un infarto de miocardio . No olvida el día. Un 8 de diciembre. Ingresó en la UCI de urgencia y transitó por el filo de la vida durante tres interminables semanas. Falleció el 31 de diciembre. «Fue una vivencia extraordinaria. Conocí a profesionales amigos de mi padre, como el doctor Carlos Pera o Federico Vallés , y me apasioné por la medicina», afirma. El entusiasmo por las enfermedades infecciosas llegó después. Logró una beca y se plantó en la Universidad de Pittsburgh (EEUU) donde recibió formación especializada durante casi año y medio. Desde 2005 dirige la unidad de Enfermedades Infecciosas .
![Julián de la Torre, ante el antiguo hospital Provincial de Córdoba](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2020/05/10/s/contramiradas-julian-torre1-kxrF--510x349@abc.jpg)
¿Se puede prever lo que nunca ha sucedido?
No se puede prever lo que no conocemos. Pero estoy seguro de que los estados van a tomar medidas para poder luchar de una manera protocolizada frente a problemas como este. No hablo solo desde el punto de vista médico, sino desde todos. Los estados tienen que tener reservas, porque esto puede volver a ocurrir.
¿A qué clase de virus nos estamos enfrentando?
Ha habido epidemias desde épocas ancestrales. Y progresivamente aparecen virus nuevos. Hay seis o siete coronarivus y todos producen afecciones respiratorias. ¿Qué diferencia a este virus? Su capacidad de transmisión tan ágil y de producir enfermedades graves en el 10% de los afectados.
¿Qué es lo que más le desconcierta de la Covid-19?
Que es una enfermedad con dos caras. Una virológica los primeros días y una cara inflamatoria , que es la que mata a los enfermos y aparece a partir de la primera semana. Debe haber peculiaridades genéticas en algunas personas que hacen que la respuesta de nuestro organismo sea una inflamación desordenada de dimensiones catastróficas. ¿Qué va a ocurrir? Lo iremos viendo. La ciencia no tiene una bola de cristal. Se hace a partir de hechos, experimentos y conclusiones.
¿Podemos ya cantar victoria frente a la Covid-19?
No podemos cantar victoria nunca ante un virus del que no tenemos un tratamiento conocido. Podemos cantar victoria de que esta primera oleada la hemos controlado con mucho esfuerzo. Pero tenemos que estar alerta porque se pueden producir rebotes. Y pueden reactivarse en las épocas frías. De hecho, parte de los resfriados de invierno son de otros coronavirus. Es una inconsciencia que la sociedad piense que está todo ganado.
¿El virus ha llegado para quedarse?
Lo que sabemos de los otros coronavirus es que una vez que han llegado se han quedado. Habrá que conocer sus peculiaridades. Se nos están pidiendo respuestas a cosas que no sabemos con certeza. Y la ciencia se hace de certezas, no de opiniones.
¿Qué llegará antes: la vacuna o un tratamiento eficaz?
Creo que antes un antivírico que tenga acción directa frente al virus. Hay algunos bien colocados. Todo depende de los ensayos clínicos. Hay ensayos con fármacos inmunomoduladores, como el que yo coordino, que intentan mejorar la inflamación pero no curan. Estoy seguro de que vamos a tener remedios para el invierno de 2021 .
Hay más de 70 grupos en el mundo buscando la vacuna. ¿Es solo cuestión de tiempo?
Es una cuestión de preparación científica , que la tenemos, y de tiempo. Tiene que ir primero a animales porque la sociedad nos pide seguridad. Y rapidez y seguridad no son compatibles.
Usted dirige un ensayo clínico con un medicamento para artritis. ¿Qué podemos esperar y cuándo?
Estos fármacos son conocidos y se utilizaban en enfermedades caracterizadas por una actividad inflamatoria desordenada. Y con ellos vamos a intentar bloquear la inflamación. No son tratamientos curativos, sino que intentan modular la respuesta inflamatoria para evitar la gravedad de pacientes que necesitan ventilación mecánica y UCI.
«La vacuna es cuestión de preparación científica y de tiempo. La sociedad nos pide seguridad. Pero la rapidez y la seguridad no son compatibles»
Reducirán la letalidad.
Y la saturación de unidades que son claves. Lo importante es que evite la necesidad de ventilación mecánica.
¿El mundo avanza a golpe de cataclismo?
Cada vez que el hombre se ha creído autosuficiente, ha desechado su faceta trascendente y la existencia de Dios, ha venido la catástrofe. La gran catástrofe es vivir como si fuéramos dueños de todo. Y el futuro no está en nuestras manos solo. Estas catástrofes nos hacen reflexionar sobre lo que somos, de dónde venimos y a donde vamos.
¿Y qué somos?
Criaturas. No somos dioses.
Inmaculada Salcedo, portavoz del Grupo de Seguimiento del Coronavirus, declaró que «la pandemia es un cambio de paradigma». ¿Hacia donde?
La pandemia es un cambio de paradigma porque nos hace modificar las pautas de comportamiento . ¿Hacia dónde? Va a depender de la capacidad que tengamos para tratar estas enfermedades.
Si en cien años solo hemos tenido una pandemia como esta, ¿por qué tenemos que pensar que pronto vendrá otra?
Porque puede ocurrir en cualquier momento. En el siglo XX ya hemos tenido la gripe porcina y la aviar, el SARS, el SARS de Oriente Medio y el ébola. El mundo no ha estado globalizado como hasta ahora. Y las epidemias ya no tendrán el significado local que podían tener. Tenemos que estar preparados. No podemos correr el riesgo de equivocarnos.
¿La pandemia nos ha hecho mejores o más desalmados?
Nos ha hecho reflexionar sobre nosotros mismos y darnos cuenta de nuestra vulnerabilidad . Nos ha hecho crecer en humildad colectiva. Y quiero pensar que nos ha hecho mejores.