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Vamos para atrás

Cuando los políticos se meten a historiadores, se quitan cruces sin signos políticos y se erigen monumentos con símbolos marxistas, es que vamos para atrás

Ilustración de un hombre con el puño en alto ABC
Juan José Primo Jurado

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HACE unos días se inauguró en el municipio cordobés de Fuente Carreteros un monumento en recuerdo de las víctimas de la Guerra Civil, el franquismo y el exilio , iniciativa de una asociación cultural acogida por el Ayuntamiento y subvencionada por la Diputación Provincial con ayudas a la memoria democrática. Su autor, José Balmón, ex dirigente de la banda terrorista Grapo . Consiste en una inscripción, ‘Sin memoria no hay futuro’, y está rematado por un gran puño alzado. Sí, estamos en 2021, no nos hemos metido en el túnel del tiempo. El puño en alto lo empezó a usar como símbolo en los años 20 del pasado siglo la Liga de Combatientes del Frente Rojo , grupo paramilitar y brazo armado del Partido Comunista de Alemania .

En la Guerra Civil española la propaganda republicana lo calificó como «saludo antifascista» y el Ejército Popular adoptó una variante, llevando el puño a la sien. En China se utilizó por las juventudes comunistas, así como por los partidos y grupos de extrema izquierda de Francia, Bélgica, Portugal, España y Alemania tras la Segunda Guerra Mundial y por los regímenes marxistas-populistas de Cuba , Venezuela , Bolivia y Nicaragua . El autor ha explicado con indudable coherencia que el monumento sólo reivindica a un bando de las víctimas de la Guerra Civil.

El resto, al parecer, deben quedar en el olvido o es que murieron de paperas. No nos sirve que se diga que en tal localidad los unos mataron más que los otros o que se invoque la represión posterior a la guerra. La mayor tragedia de las guerras civiles es que los vencedores matan más y si en la española hubiera ganado una República entregada a Stalin , la escabechina habría sido similar o peor, iniciándose en su propio bando, como hicieron durante el conflicto desde Melquíades Álvarez a Andrés Nin.

Frente a esta exhibición de listas macabras, los españoles, el pueblo y los políticos, alzaron la concordia y la reconciliación de 1978 . Y se consiguió. Hasta ahora. Cuando los políticos se meten a historiadores, se quitan cruces sin signos políticos y se erigen monumentos con símbolos marxistas, es que vamos para atrás.

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