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Efeméride de concordia

Sin la Liga de La Rambla, la historia habría sido diferente para Carlos I

Unav ecina pasea delante de una iglesia en La Rambla este pasado verano Miguel Ángel
Juan José Primo Jurado

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Hace 500 años, Andalucía resultó un factor clave de estabilidad y concordia en el difícil inicio del reinado de Carlos I donde, a la aún frágil unidad de España, se unió la voracidad de los consejeros regios. Y el escenario de esa concordia, que ha quedado grabado en la historia con su nombre, fue la villa cordobesa de La Rambla . Allí se reunieron representantes de 55 ciudades andaluzas que apostaron por la estabilidad y el diálogo ante la convulsión que vivía Castilla en esos momentos con la revuelta de los comuneros.

En 1516 España recibió a un inexperto Carlos I que, aunque nieto de los Reyes Católicos, era un extranjero que entregó los cargos de gobierno a consejeros que le acompañaban desde Flandes. Estos identificaron a España como un botín. «Salveos Dios, ducado de a dos, que el señor de Chievres no topó con vos», decía una cancioncilla sobre los ducados de oro con la efigie de Isabel y Fernando que desaparecían en la saca del principal de esos consejeros. El rey desoyó una advertencia de las Cortes de Castilla y en 1520 estalló la revuelta de varias ciudades lideradas por Toledo .

En febrero de 1521, C órdoba, Sevilla, Jerez, Alcalá la Real, Andújar, Antequera, Écija, Cádiz, Carmona, Gibraltar, Jaén, Martos, Ronda , entre otras, escogieron La Rambla, por estar centrada en el territorio, para constituir una Liga que reforzase la lealtad al ya emperador, no fuese contra los comuneros pero tampoco se uniese a su aventura y formase un ejército que garantizase la paz y la defensa de ataques musulmanes aprovechando la revuelta interna. Como afirmó hace unos días en ABC José Calvo: «Los acuerdos de La Rambla fueron de gran importancia para el curso de aquel conflicto , al apartar a Andalucía de las turbulencias que agitaban Castilla».

El resto es bien conocido. La revuelta comunera terminó en abril de ese año en Villalar y sus líderes fueron ejecutados. Pero Carlos I entendió el mensaje y se españolizó . Llegaron muchos días de gloria para España y el propio soberano escogió esta tierra como su retiro final. Sin la Liga de La Rambla, la historia habría sido diferente.

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