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Bombas sobre Cabra
La verdadera política cuenta con la memoria de todos, porque no se trata de vencedores y vencidos, sino de españoles
Ayer, el bello municipio cordobés de Cabra recordó un año más el bombardeo aéreo que el 7 de noviembre de 1938 acabó con las vidas de 109 personas , entre ellas 14 niños, y provocó más de 200 heridos. Tres bombarderos soviéticos Tupolev SB-2 Katiuska, con tripulación española, arrojaron durante cinco minutos seis toneladas de bombas sobre una plaza que no era objetivo militar y estaba alejada de los frentes de combate en ese momento. Los historiadores Patricio Hidalgo y Antonio Arrabal han analizado con profundidad las circunstancias de esta masacre sobre población civil.
Pocos más , fuera de Cabra , hablan o conocen este bombardeo . La guerra civil de 1936 tuvo un claro perdedor y dos vencedores. El perdedor fue España, el pueblo español , que sufrió en sus carnes un odio fratricida gestado durante décadas y que culminó en el mayor enfrentamiento entre hermanos de nuestra historia, en una cruel represión, una dictadura, un duro exilio y una posguerra llena de carestías. Los vencedores fueron, el bando nacional, que obtuvo un triunfo militar incontestable y pudo aplicar sus políticas en los años siguientes sin oposición alguna, y el bando republicano , que aunque derrotado militarmente, triunfó en el campo de la propaganda . Incluso cuando con Negrín el Gobierno de la República estaba entregado a las directrices de Stalin y el Partido Comunista tenía el control casi total del Ejército Popular, la propaganda seguía presentando con éxito la guerra como una lucha entre el fascismo y la democracia. Es lo que el hispanista Burnett Bolloten definió como «El gran camuflaje».
Solo así se entiende la gran dimensión adquirida por el bombardeo de Guernica y la escasa trascendencia del de Cabra , más allá de la propaganda franquista durante la guerra. Ochenta y dos años después de aquello, cuando la historia ha analizado suficientemente las causas, desarrollo y consecuencias de la Guerra Civil y cuando las dos Españas firmaron su reconciliación y concordia en 1978, hay partidos y políticos que se empeñan en aferrarse a eslóganes y propagandas de otros tiempos. La verdadera política cuenta con la memoria de todos , porque no se trata de vencedores y vencidos, sino de españoles .
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