Desde mi rincón

Nuestra soberanía

Tenemos una democracia castrada y muchos se conforman con votar cada cuatro años

Una mujer prepara sus papeletas para votar en Córdoba Valerio Merino
José Luque

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Terminaba la columna anterior preguntándome si existe cierto adanismo en la política municipal de nuestra ciudad. Sería triste no encontrar un poco de ilusión en las instituciones políticas cercanas. Según el Diccionario del Español Actual -DEA- adanismo es la «tendencia a actuar prescindiendo de lo ya existente o de lo hecho antes por otros». Quienes así actúan se consideran descubridores y sabedores de todo, demostrando ser unos ignorantes con poder. Se rodean de sumisos incultos dispuestos a aplaudir al jefe cuando asegura haber descubierto la vegetación.

Hace unos días un familiar, persona razonable, medico jubilado y cabeza bien amueblada, me preguntó si yo sabía a quién podía dirigirse del PP para que como votante le escuchara. «Sugeriría, me dijo, que convocasen una reunión donde los votantes y simpatizantes pudiéramos preguntar y aportar ideas y desahogarnos, sin ofender, ¡¡claro!!» Confieso que me descolocó. No sabía orientarle, como tampoco me atrevía a decirle que lo que proponía era perder el tiempo. Si no existen unos cauces conocidos para conectar con nuestros representantes políticos, es porque nuestra opinión les importa un comino. La razón de que las cosas sean así es porque en España no hay una verdadera democracia . Tenemos una democracia castrada. Los partidos se han apropiado de la soberanía del pueblo español y muchos ciudadanos se conforman con votar cada cuatro años para sentirse libres y demócratas. Nada más penoso que una sociedad que se considera libre siendo esclava del poder político. Para entender esto bastaría con responder, ¿a quién le deben el cargo el alcalde y los concejales? ¡A los votantes no! Se lo deben al partido que los colocó en unas listas cerradas. Y como dijo el idiota, ¡Pues ya está! Pensar otra cosa es engañarnos a nosotros mismos, algo a lo que algunos no estamos dispuestos.

Recordando las palabras del filósofo griego Epicteto , deberíamos saber que para eludir la esclavitud tenemos que perder el miedo y cuanto antes romper las cadenas con las que el poder político, de una u otra manera, está socavando nuestra soberanía.

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