Desde mi rincón
Libertad, dignidad y patrimonio
España es un pueblo pacífico que aguanta bastante. Pero todo tiene un límite
TODOS hemos oído la frase «un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla». Dos hechos de nuestra historia traigo a esta columna para reflexionar sobre el momento que vivimos. En el año 722 un grupo de astures, habitantes del noroeste de la Península Ibérica, con Pelayo al frente se rebelaron contra las bien pertrechadas tropas musulmanas mandadas por el general Al Kama . El motivo fue la negativa a pagar enormes impuestos al invasor musulmán . Invasor que por sus formas y fondo trataban a los cristianos como súbditos más que como ciudadanos . En la batalla de Covadonga , las tropas cristianas vencen al ejército de Al-Ándalus , dando origen a la reconquista.
Transcurría el siglo XVI cuando un ejército formado por ciudadanos corrientes provenientes de diversas Comunidades de Castilla mandadas por los capitanes Padilla, Bravo y Maldonado , hacen frente a las preparadas tropas de Carlos I . Guerra que costó la vida de españoles y la injusta orden de decapitar a los valientes y nobles capitanes. Este levantamiento tuvo causa en los elevados impuestos que el Rey reclamaba para satisfacer sus ambiciones imperiales, pagar las exigencias de una corte de amigos, consejeros y eclesiásticos de Flandes que le rodeaba y la nobleza española.
Dos momentos de nuestra historia con finales diferentes. El culpable fue un poder político insaciable, que busca el control de las instituciones y que no sirve al pueblo al que se debe, sino que se sirve del Pueblo explotándolo como vasallos . ¿Algún parecido con el momento actual? España es un pueblo pacífico que aguanta bastante. Pero todo tiene un límite. Traspasarlo es peligroso. Cuando los españoles sienten perder la condición de ciudadanos para convertirse en súbditos del poder político, emerge la raza y poco les importa arriesgar la vida para defender libertad , dignidad y patrimonio . Estando en democracia , ¿no vamos a aprender de la historia ? Si no queremos repetir esas páginas sería conveniente ni olvidarla ni permitir que ningún poder político intente someternos.