Desde mi rincón
Asco
La actitud de la clase política ha conseguido que la distancia existente entre los ciudadanos y sus representantes políticos sea insalvable
LA RAE define la palabra « asco » como «impresión desagradable causada por algo que repugna», es decir, por algo que genera hastío y desafecto. Quedándome con esa acepción voy a abrir el alma a mis lectores pidiendo comprensión y respeto a mi opinión, como yo respetaré a quienes no la compartan. En los albores de la democracia, el profesor y alcalde de Madrid , Enrique Tierno Galván dijo que «las promesas electorales están para no cumplirse». Esas palabras causaron daño en quienes conociéndolo empezábamos a transitar por el nuevo régimen. Aunque no perdimos la esperanza.
Pero la actitud de la clase política ha conseguido que la distancia existente entre los ciudadanos y sus representantes políticos sea insalvable. En estos días echamos de menos políticos de la talla de Suárez o Felipe González, olvidando sus errores. Lo mismo podríamos decir de otros políticos que antaño ocuparon responsabilidades en diferentes gobiernos. Todos mintieron y tuvieron fallos. Ninguno sembró rencor ni división entre españoles. Ni se aliaron con los enemigos de España para gobernar. Ni impulsaron cordones sanitarios para aislar a sus adversarios. Ni se saltaron las leyes a la pídola. Ni tildaron de fachas a quienes no pensaban como ellos.
Pero a partir del Gobierno de Rodríguez Zapatero las cosas cambiaron. La mentira se hizo costumbre en la política. La transparencia desapareció, ocultando al ciudadano lo que al político no interesaba. La inseguridad social y jurídica enraíza en España . Los inmorales chiringuitos políticos y la mala praxis en la administración se resuelven con costosas e inútiles comisiones de investigación. Nadie, ni los políticos más cercanos, los alcaldes, cumplen sus compromisos. Mientras tanto una fiscalidad cuasi confiscatoria asfixia al contribuyente. Y todo esto sucede sin responsabilidad alguna para unos políticos que justifican todo como «razón de Estado ».
Convencido de lo dicho y omitiendo muchas más razones por los límites que impone la columna , permítanme decir que, en líneas generales, la política que actualmente se hace en España me empieza a producir asco.