Pasar el rato

Vienen a por la Mezquita-Catedral

La reforma atribuye al Gobierno el control de la historia, el arte, la cultura, el dinero, la memoria y la inteligencia de España

Un turista pasa con paraguas bajo el sol al lado de la Mezquita-Catedral de Córdoba EFE
José Javier Amorós

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Como Federico Mayor Zaragoza y Carmen Calvo no lograron hace cuatro años apoderarse de la Mezquita-Catedral de Córdoba , Pedro Sánchez ha decidido reformar la ley de Patrimonio Histórico . Sería más sencillo, y más conforme con la ambición del César, promulgar una ley de artículo único por la que se declara España propiedad exclusiva de Pedro Sánchez, con todas sus cosas y sus cositas, y todas sus gentes, gentuzas y gentecillas.

Él se comporta como si ya fuera el amo, pero necesita un fundamento jurídico para poder inscribir sus anhelos en el Registro de la Propiedad. Votos tiene, porque el número de tontos confortables y de listos sobornables alcanza en España mayoría absoluta. Ni siquiera necesita someter a votación la existencia de Dios, eso ya se lo resolvió el Ateneo de Madrid hace un siglo.

Se trate o no de una leyenda, el caso es que una concepción doctrinal de la democracia decidió por un voto que Dios no existe. Nada impide concluir, en consecuencia, que la Iglesia católica tampoco existe. Al menos, basándonos en la conducta política de esa comunidad religiosa de ficción que forman los obispos catalanes.

Oyéndolos, uno se inclina a pensar que el Ateneo de Madrid tenía razón. La nueva ley es suave y compasiva, como Mayor Zaragoza, un hombre de paz con el que uno no desea compartir ni la vida eterna. Prefiere infernar rodeado de pecadores con algún nivel moral. Que Dios nos libre de los suavones dialogantes , que sólo hablan ellos, de lo que interesa a ellos y para llegar a las conclusiones que benefician a ellos. «Pero no hablemos más de mí, hablemos ahora de ti. Tú, ¿qué opinas de mí?». Si en eso consiste el paraíso, uno vota por su inexistencia. Aunque sea el único voto.

La reforma atribuye al Gobierno el control de la historia, el arte, la cultura , el dinero, la memoria y la inteligencia de España. De manera que a sus hombres y mujeres les queda únicamente el derecho a tomar copas en el horario autorizado. Mientras los pájaros de las tierras de España cantan la canción del fino en rama: «Pío. pío, pío, / qué bien nos roba este tío, / con tu voto y con el mío».

Como el cardenal Omella, arzobispo de Barcelona e innecesario presidente de la Conferencia Episcopal Española , no tiene entre sus proyectos espirituales pedirle explicaciones al Gobierno por sus excesos terrenales, conviene que el alcalde de Córdoba se espabile, antes de que sea tarde, que ya empieza a ser tarde. Porque cuando el amo Sánchez inscriba España a su nombre , y con ella la Mezquita-Catedral, responderá a las protestas del alcalde Bellido parafraseando al general Franco cuando cesó al ministro de Comercio, Manuel Arburúa: «Desengáñese, Bellido, vienen a por la Mezquita-Catedral». -«¿Quiénes, Excelencia, los moros? Ingenuo Bellido». -«Mayor Zaragoza y Carmen Calvo. Y se quedarán los pájaros cantando». Tafur ha vuelto al ABC. Dios existe, dijera lo que dijera el Ateneo de Madrid.

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