Pasar el rato

Soledad

La soledad creativa es una disposición de la inteligencia, y consiste en retirarse a los aposentos del alma

Una mujer en una residencia de ancianos de Córdoba Valerio Merino
José Javier Amorós

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Veo en este periódico la fotografía de una mujer en una residencia de ancianos . En algún lugar de Andalucía . La mujer tiene aspecto de llevar demasiados años siendo joven, y mira fijamente al pasado. Otra cosa no tiene ante ella. Se dispone a comer en soledad, porque está viviendo sola. La mujer es la imagen de la desolación en un estudio sobre la soledad de los andaluces mayores de 80 años . «La soledad no deseada», aclara el estudio. O sea, el abandono. No es lo mismo estar solo que saberse abandonado. Un perro sin amo que le ladre entendería la diferencia. De manera que viejos y desamparados, demasiado frío para tan poco cuerpo. Por antigüedad en el escalafón, que no por talante, a uno le interesan los pormenores de la vejez. Y aclaro enseguida que no tengo amigos viejos. Tengo amigos desgastados por el uso inteligente de su larga juventud. En unos casos destaca más la claudicación de las articulaciones o la premiosidad del metabolismo de los lípidos; en otros, un sistema circulatorio displicente o un hígado nostálgico de tiempos mejores. Pero todos, sin excepción, mantienen el cerebro firme y luminoso y el alma orientada en la buena dirección. Llegar a viejo no es incómodo si uno lo hace en buenas compañías, en cuyo hombro apoyarse para cruzar los semáforos del invierno, que están casi todos en rojo. Lo peor de la vejez no es la enfermedad , es la soledad, que se convierte en la peor de las enfermedades. La soledad por desamor.

Estar solo es estar en buena compañía. Estar solo es un acto de afirmación de nuestra mismidad. «Yo nada más soy yo cuando estoy solo», le aclaró Miguel Hernández a su amada. Pensamos, sentimos y crecemos en la soledad de nuestros retiros. Lo que llevamos a los demás es el resultado de nuestra soledad, y de ellos recibimos lo que hayan podido hacer con la suya. En los colegios y en las universidades debería enseñarse a estar solo. La soledad creativa es una disposición de la inteligencia, y consiste en retirarse a los aposentos del alma. Quien ha aprendido a hablar mucho consigo mismo no teme la soledad de la vejez. «Converso con el hombre que siempre va conmigo», se retrataba el gran Antonio Machado . La compañía debe administrarse en su justa proporción, sin desdeñarla ni sobrevalorarla. Lo primero conduce a la hurañía; lo segundo, al botellón. Una personalidad de botellón es una personalidad embotada por el gregarismo. Habría que hacer un estudio sobre los perjuicios de las malas compañías. La peor compañía de todas, la que despierta en nosotros a la bestia dormida es la que nos aburre, la que nos hace perder el tiempo, la que nos lleva a añorar la soledad. Se trata de una forma superior de tortura. El prototipo de la crueldad sería condenar a alguien a escuchar eternamente a Pedro Sánchez . Ni el ser más abyecto merece un castigo así. Me parece más piadoso el tradicional infierno de derechas, con su fuego, sus tridentes y sus demonios sin escolarizar.

La mujer de la fotografía no está sola, está deshabitada. No tiene a nadie en el alma. Nadie la necesita, nadie la recuerda, nadie la quiere. ¿Existieron en realidad los alegres días? Han muerto aquellos que me amaron y sobreviven quienes me ignoran. ¿Tan mal lo he hecho para merecer tanto olvido? Queda, a pesar de todo, un último refugio. Nos queda todo lo que hemos amado. Con eso hay para pasar el último invierno.

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