Pasar el rato

De interés para Córdoba

Las elecciones madrileñas de hoy deben servir a la derecha cordobesa para dejar de vivir encogida

Candidatos a las elecciones de Madrid EP
José Javier Amorós

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Las elecciones madrileñas de hoy y el abandono de la política de Pablo Iglesias tienen interés para Córdoba. Porque la campaña electoral madrileña y el ascenso al periodismo millonario del dueño de Podemos, esconden consecuencias para nuestra ciudad que conviene analizar. La primera de todas, el nuevo modo de entender desde Madrid a la derecha y a la izquierda, que de esos dos antagonismos está hecha la política. La candidata Díaz Ayuso parece saber que en la fatuidad está el talón de Aquiles de la izquierda . El punto vulnerable de la derecha, en cambio, resulta de acumular en los calcañares el complejo de culpa y el complejo de inferioridad. Freud para alumnos adolescentes del hermano Gabilondo . De esas patologías de unos y de otros está hecha la transición española a la democracia. Y la democracia misma. Córdoba no ha sido una excepción. También la derecha cordobesa ha vivido encogida en la trampa de su inferioridad en política, en religión, en universidad, en literatura, y hasta en la lectura de periódicos. Sin pretensiones doctrinales, la señora Díaz Ayuso ha desmontado la farsa de la fatuidad de la izquierda, y la penosa estación de penitencia de la derecha. La señora Díaz Ayuso, que ha resultado ser mucho más que la candidata del PP, no tiene una inteligencia deslumbrante ni una cultura abrumadora, no es una oradora de raza ni presenta un programa de gobierno novedoso, original y único en la historia. Tampoco parece que esas carencias le quiten el sueño, al contrario que a Pablo Iglesias. Porque ha hecho cosas importantes y la gente cree en su palabra y en su programa, se ha sacudido con frescura madrileña la psicopatología política de la derecha, y ha mandado a hacer puñetas humorísticas la fatuidad de la izquierda. De ella hemos aprendido que esa pretendida e i nfundada superioridad no debe mover a apocamiento, sino a risa.

Pablo Iglesias ha invertido la conclusión de su admirado Marx sobre la repetición de la historia. El hacendado de Galapagar empezó en la política española como un farsante, y ha terminado como un trágico. Aunque su tragedia está muy bien pagada. Con sus ingresos hay para recoser con hilo de oro el ego desgarrado, como la Celestina remendaba virgos. Al parecer, comunismo económico y acumulación de capital no son incompatibles para tantos de los líderes que nos educan. Todo viene del vigoroso pensador alemán que le hizo un niño a la criada, a la que no acostumbraba a pagar, y ese hijo fue «su único contacto real con el proletariado», como escribió Paul Johnson. Pedro Sánchez , que empezó a trastear en el PSOE con la farsa de aquella caja de votos escondida detrás de un biombo, continúa en política como un farsante gubernativo, y quiere terminar su historia convirtiendo la convivencia española en una tragedia. La señora Díaz Ayuso se ha sacudido los complejos, y nos enseña el camino para frenar a esos dos farsantes y su murga de adoradores bien pagados. Al Estado español se le está yendo un pico presupuestario en retribuir a inútiles obedientes, separatistas delincuentes y terroristas aplazados. Echarlos es ahorrar.

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