Pasar el rato
De comisarías y transfugas
El concejal de Baena es un filósofo, un rebelde, su buena voluntad no admite duda
Hay cosas sobre las que es preferible un conocimiento teórico que empírico. Así sucede con el transfuguismo político y las comisarías de policía. El tránsfuga es un político de ideología variable , que busca incansablemente la verdad, dondequiera que esté bien pagada. Y la comisaría es un lugar inquietante, aunque necesario, que el hombre juicioso no se siente inclinado a visitar voluntariamente. Cuentan quienes saben que en el Ayuntamiento de la noble ciudad de Baena hay un concejal tránsfuga, en busca de la verdad socialista; y que a la gloriosa Córdoba, los Presupuestos Generales del Gobierno le han quitado una comisaría, entre otras cosas. A mí me parece que peor lo tiene Córdoba que Baena. Los pueblos se recuperan más fácilmente de la pérdida de la moral que de la pérdida del dinero. De los dos acontecimientos ha dado cuenta cumplida este periódico veintenario, de manera que al columnista le queda hacer con ellos literatura , nada más. El columnista va a remolque de los informadores, y a lo más que puede aspirar es a intercalar en la noticia una metáfora o un adverbio, según el provecho con que haya cursado su bachillerato.
Los filósofos saben que el hombre sólo puede estar seguro de su duda. Como el concejal de Baena, que no tiene certezas. No estando seguro de haber elegido en su momento el camino de la virtud política, acudió a pensadores locales del PSOE para salir de dudas. Por unas cosas o por otras, olvidó comunicar al grupo político al que le debe la concejalía su intención de confraternizar con otros estudiosos, y forzar con ellos un nuevo gobierno municipal en Baena. No es un tránsfuga, es un filósofo. Su buena voluntad no admite duda, pues el Tribunal Supremo tiene dispuesto que los que traicionen a su grupo político de origen, no podrán beneficiarse de cargos ni dineros en el gobierno resultante de su voto en rebeldía. Rebelde, esa es la palabra. Como Voltaire. Ni un sillón, ni un euro, ni un privilegio, todo por la patria. Exactamente igual que Pablo Iglesias . Córdoba, tan ingenua, se había hecho la ilusión de que los presupuestos nacionales le pondrían dos comisarías nuevas, ya que las antiguas están viejas. Córdoba se ilusiona con poco. Pues se ha quedado compuesta y sin comisaría, con los guardias en la calle. E l alcalde de Córdoba , que se enfada con moderación y tiene aspecto de no decir tacos, sino cáspita, córcholis y mecachis, lamenta que los presupuestos cubran de oro a la gente de la republiqueta, por sus votos a Sánchez, mientras «los cordobeses están dejados y olvidados». Córdoba no aprende. Hace tiempo que debimos declararnos califato republicano independiente, bajo la presidencia de un torero, que molesta más. Ahora le pondríamos condiciones al César . De la segunda comisaría es mejor olvidarse. Con Pedro Sánchez únicamente se puede contar para el mal, desinformativamente hablando, y a Pablo Iglesias no le gusta la policía. En cambio, seguro que los dos comprenden y comparten la posición intelectual del tránsfuga de Baena. Entre filósofos de la misma escuela es fácil entenderse.