AGRICULTURA
José Aguilar: «El cultivo de pistacho tiene que estar asesorado para su éxito»
El ingeniero agrónomo participó la pasada semana en un congreso sobre este fruto en Valsequillo
Este ingeniero agrónomo con más de tres décadas de experiencia en el cultivo del pistacho participó el pasado jueves en una jornada dedicada a este producto en Valsequillo.
—¿Cuál es la situación actual del pistacho en Andalucía y en Córdoba?
—En Andalucía es un cultivo que crece de forma discreta. No ocurre igual que con los olivos y los almendros, en los que actualmente hay una auténtica fiebre. En el caso de Córdoba, su situación geográfica provoca que no sea el territorio ideal para la siembra del pistacho, salvo la zona norte. Allí se están haciendo algunas experimentaciones con los suelos de las comarcas de Los Pedroches y el Guadiato. Es un cultivo que despierta interés entre los agricultores debido a que éstos buscan nuevos productos por la falta de rentabilidad de cultivos herbáceos como los cereales o el girasol.
—¿Qué particularidades presenta este fruto seco?
—Tiene bastantes especificidades y la persona que apueste por este cultivo debe asesorarse por un profesional con experiencia en este sector a lo largo de unos años. Sería insensato no hacerlo así porque el agricultor puede abocarse al fracaso si piensa que es similar a la siembra de olivos. Un aspecto característico del pistacho es que el injerto es bastante penoso, a lo que hay que sumar el clima y los suelos, que tienen que ser especiales. En este sentido, hay que resaltar la dependencia de este cultivo de las horas de frío, por las que este producto necesita que se registren entre 700 y 1.000 horas anuales con temperaturas inferiores a siete grados para su desarrollo.
—¿Es el pistacho un cultivo que precise mucha agua?
—No. El pistacho tiene unos márgenes muy amplios de necesidades hídricas en los que se puede desarrollar satisfactoriamente. El primer pistacho que yo conocí hace 30 años en Andalucía se encontraba en el desierto de Tabernas, en Almería. Sin embargo, en otras zonas partes del mundo, como California, las explotaciones son de regadío.
—¿Qué características deben tener los terrenos?
—No tiene demasiadas exigencias, aunque sí es verdad que el pistacho agradece que los suelos deben ser profundos para que no encharquen y que no procedan de huertas por posibles infecciones de hongos.
—En base a todos estos condicionantes, ¿cree que Córdoba tienen posibilidades con este cultivo?
—Lo primero que habría que tener en cuenta es una delimitación del factor de las horas frío. Mediante una red de estaciones climatológicas es posible registrar las temperaturas medias en los meses de invierno y así conocer qué zonas de Córdoba cumplen este aspecto. Las mayores posibilidades se encuentran en la parte alta de la provincia donde hay suelos ácidos, aunque habría que hacer ensayos. Una vez comprobado todo esto, yo lo veo viable.