CONTRAMIRADAS
Jesús Vigorra: «Siempre he procurado no pedir permiso»
Lo suyo es un ejercicio de temeridad. Un periodista que se atreve a dirigir un programa de libros en televisión o es un un suicida o un majadero. Pero aquí está vivo y coleando este jarote nuestro en Canal Sur
![El periodista cordobés Jesús Vigorra](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2018/10/22/s/VIGORRA-ENTREVISTA-CONTRAMIRADAS-ki0H--1248x698@abc.jpg)
Hay quien afirma que Jesús Vigorra , periodista y agitador cultural, se ha salvado siempre de las tempestades interiores del canal público andaluz gracias a las olas de la Encuesta General de Medios. Lo cierto es que el reportero jarote ha cosechado una y otra vez excelentes resultados de audiencia a lo largo de sus más de 25 años de ejercicio profesional. Y esa es la más sólida argamasa de durabilidad en estos territorios siempre inestables. Vigorra ha cimentado su éxito en abrir los micrófonos a la voz de la calle y también a los ecos de la cultura. Y eso hoy es un acto temerario de consecuencias imprevisibles. Veamos.
-Hemos leído en prensa sobre usted: «Es el periodista andaluz con más credibilidad». ¿En qué máster se adquiere eso?
-No engañando a la gente. Todo lo que he hecho en periodismo ha sido siempre así. Como en la radio de Villanueva de Córdoba, mi pueblo. He visto la utilidad del periodismo: las cláusulas suelo, las preferentes, los problemas de la gente. Nos partíamos la cara por echar una mano. He llevado más de 25.000 quejas y nunca nos han presentado una querella. Siempre he dado participación a la gente, pero no para que sea un decorado.
-¿Y hay un periodismo que no dice toda la verdad?
-¡Hombre! Ahora lo ocultan con la posverdad, ese nombre que se han inventado para llamar así a las mentiras. Estamos retrocediendo ahora porque miramos qué cara va a poner el político de turno, o el director, o el empresario. El periodismo ha perdido mucho en contarle a la gente la verdad.
Jesús Vigorra (Villanueva de Córdoba, 1958) estudió Magisterio y Arte Dramático, primero, antes de tomar el sendero del periodismo, adonde llegó de forma casual. Fue maestro en un colegio privado de Barcelona durante cinco años hasta que en el verano de 1983 se le cruzó en su camino Justo Molinero con un aparato de 20 vatios para emitir Radio Teletaxi. En aquella emisora de pueblo aprendió los rudimentos del periodismo, que luego formalizó académicamente. En 1992 se incorporó a Canal Sur , donde ha dirigido algunos de los programas más reconocidos.
![Jesús Vigorra: «Siempre he procurado no pedir permiso»](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2018/10/22/s/VIGORRA2-ENTREVISTA-CONTRAMIRADAS-kogG--510x349@abc.jpg)
-Fue camarero y maestro antes que periodista.
-Camarero los veranos en Lloret de Mar. Al frente de Radio Villanueva hicimos una programación fresca y viva de la comarca. Y muy libre.
-¿Qué le ha dado el periodismo?
-Me lo ha dado todo. Yo tenía mucha inquietud cultural y el teatro era lo que más me gustaba. He hecho un periodismo cercano a la cultura y a la participación. En la radio he estado 20 años con «El Público». La gente llamaba con problemas y quejas, pero no hacíamos caridad sino exigir derechos.
-¿El periodismo de trinchera es periodismo?
-A veces hay que meterse en la trinchera y en el fango. Jugársela. No es que haya que estar todo el día disparando. Las ruedas de prensa han matado al periodismo. Ahora el periodismo está pasando dificultades y todos tenemos una hipoteca que pagar.
-También hemos leído lo siguiente de usted: «Verso libre en Canal Sur».
-Yo, desde luego, siempre he procurado no pedir permiso. Hacer lo que tenía pensado hacer y luego, si tengo que corregir, pedir perdón.
-¿La independencia es el más preciado patrimonio del periodista o el camino más corto al desempleo?
-Ser independiente claro que cuesta. Eso va en el trabajo del periodista. Ahí está nuestro maestro Chaves Nogales. El prólogo de «A sangre y fuego» es el catecismo del periodismo.
-¿Quedan periodistas libres?
-Creo que no muchos. Por la crisis, por la radicalización de los medios, porque estás conmigo o contra mí. Y no me pongo yo. Ahora es difícil ser libre. Pero tenemos que intentarlo para poder mirarnos en el espejo cada día.
«La televisión no quiere la cultura ahora mismo. Prueba de ello es que ni se intenta, salvo en la pública»
-¿Los libros caben en televisión?
-Yo creo que sí. Y, modestia aparte, lo he demostrado. Hice diez años un programa de libros a la hora del fútbol los domingos. Y ahí tengo que agradecer a Rafael Camacho, cuando era director de la RTVA, que dijo que si hacía un programa de libros no era para tenerlo escondido. Fueron 330 programas y no hay día en que no me encuentre con un escritor que me recuerde aquel programa de libros. Fue una referencia. Ahora estoy haciendo un nuevo intento con Al Sur en Andalucía TV. Media hora con escritores y personas del mundo del espectáculo.
-¿La televisión es el peor enemigo de la lectura?
-Sí. Completamente de acuerdo. Decía Groucho Marx que la televisión era un medio excelente para fomentar la lectura: «Cada vez que la enciendo me voy a la biblioteca». La televisión no quiere la cultura ahora mismo. Prueba de ello es que ni se intenta, salvo en la pública.
-¿Y leer hoy es un acto de resistencia?
-Sí. Porque todo lo que aparece es incompatible con la lectura. Las nuevas tecnologías tal como se usan, el consumo, la televisión. Todo induce a no tener el sosiego ni el silencio. La lectura requiere un esfuerzo. Yo no consigo leer más de 31 páginas por hora. Y leo mucho. Me gusta leer. El único crédito que tengo es que el autor que viene al programa sabe que me saldrá mejor o peor la entrevista, pero el libro está leído.
![Jesús Vigorra: «Siempre he procurado no pedir permiso»](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2018/10/22/s/ENTREVISTA3-VIGORRA-CONTRAMIRADAS-kogG--510x349@abc.jpg)
-¿Los periodistas leen?
-Muy poco. Muchos entrevistados que vienen se sorprenden por haberme leído el libro. Y no ataco a mis compañeros. El ritmo de trabajo que llevan es… ¿cuántas ruedas de prensa llevan al día? Y además tienen que escribir para internet, para el periódico, para las redes. La lectura necesita tiempo.
-Usted dijo hace 10 años lo siguiente: «De la globalización a la bobalización hay un paso». ¿Ya lo hemos dado?
-¡Hombre! No hay más que observar a nuestro alrededor. Sería absurdo estar contra el progreso, pero hay que preparar a la gente para el uso de las redes. Estar hiperconectado, ¿para qué?
-Díganos tres claves para hacer una buena entrevista.
-Lo primero es siempre mirar a los ojos. Toco la infancia siempre que puedo. Y trato de hacer sentir a esa persona que es única en ese momento.
-¿Le encorseta el guión?
-Yo me hago un guión para asentar en la cabeza lo que quiero. En el «autocue» saben que no me pueden seguir. Tengo anotaciones pero una vez que empiezo no me detengo a mirar porque me da mucho corte.
-¿Y sucumbe al síndrome de Estocolmo con sus entrevistados?
-En el tema cultural ser crítico por sistema no me gusta. Si la gente ya lee poco, mi opinión es hablar de libros que merezcan la pena. Hemos crecido económicamente pero no en cultura de forma paralela. Si un libro lo voy a destrozar, prefiero no hablar de él, sino hablar de los que puedan despertar un estímulo.
-¿La cultura nos salvará?
-A mí me ha salvado de ser un niño de pueblo, donde por lo general era difícil estudiar. En mi casa no había libros. Había un misal. La primera novela que leyó mi padre fue «El Padrino». La cultura me ha enriquecido. El deseo de saber. De conocer.