Cultura
El jazz en Córdoba, la inspiración desbocada de los apasionados de la música
Los 20 años que cumple el Jazz Café son una muestra de la resistencia de los aficionados y creadores del estilo
En Córdoba resiste también el viejo jazz , que por aquí nunca fue cosa masiva pero sí presencia firme, con su aroma literario a humo, siglo XX y madrugadas sinuosas. Asentado en los márgenes, nunca en el centro, pero con un grupo de aficionados y de músicos que a lo largo de las décadas han ido animando un género que no tuvo el protagonismo que merecía pero que persiste con su leyenda de libertad.
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Uno de los «templos» de este género musical en Córdoba es el J azz Café , club de la calle Espartería que cumple 20 años . Su propietario ha sido desde entonces el empresario José Luis Cabello , gran melómano que en los albores del siglo decidió crear este espacio repleto de resonancias. «Cuando abrimos no había nada similar, más allá de la experiencia del Café Central , y la idea era crear un lugar de reunión para aficionados y para músicos, que por entonces ya trabajaban en la idea de formar una asociación», explica. En estas dos décadas, se ha convertido en un espacio imprescindible, donde confluyen cordobeses, Erasmus y turistas y que sirve en buena medida para medir la capacidad de resistencia del jazz aunque sea gracias a esa minoría fiel.
Para Rafael Molina, presidente de la asociación Aquí Jazz, «Hace falta una asociación fuerte y un mayor apoyo, con un festival que sea más regular»
«Aquí se han presentado libros e incluso actuó la rapera Gata Cattana, pero el jazz ha sido siempre el género que le ha dado su sentido a nuestro local, por cuyas ‘jam sessions ’ han pasado decenas de estudiantes y de músicos aficionados», explica Cabello. Tampoco es desdeñable su historial de conciertos, en el que se acumulan nombres célebres como Jorge Pardo, Ximo Tébar , Miguel Ángel Chastang o Javier Galisteo .
Asiduo del Jazz Café es Rafael Ramón Molina , el presidente de la asociación Aquí Jazz , que desde hace tres años ha tomado el testigo de los diferentes colectivos que a lo largo de las últimas décadas han intentado defender este género en la ciudad. Molina dinamiza también la escena desde el programa divulgativo Aquí Jazz, en Intimidad Radio. Desde su experiencia, explica que el apoyo al jazz es una «asignatura pendiente», pero cree que «esa sensación se extiende en Córdoba a toda la música y la cultura». Lamenta que el Qurtuba Jazz haya tenido una vida irregular, con ediciones «en las que daba la sensación de que el objetivo era cumplir».
Destaca en este género la labor que han realizado los dos clubes que hay en la ciudad: el ya mencionado Jazz Café y, desde hace un lustro, el Café Málaga . También el buen nivel de los artistas que ha dado Córdoba, que viven en la ciudad o que han pasado por ella. Por citar algunos, el pianista y profesor Ángel Andrés Muñoz , el guitarrista Chapi Pineda, la cantante y guitarrista Susana Raya o el joven guitarrista Luis Casado , algunos de los cuales viven fuera pero que mantienen un estrecho contacto con Córdoba.
El guitarrista Luis Casado recuerda que «al jazz se llega por vocación y por amor a esta música, que te permite la posibilidad de explorar y te da libertad»
A ellos se unen otros músicos vinculados a la ciudad como el trompetista Enriquito o los cubanos Cristóbal Agramonte (saxo), Igmar Alderete (violín) y Manuel Machado (trompeta). Otros nombres que se pueden añadir a esta ingente nómina son los de Eduardo Viñolo, Paco Arjona, Alfonso Aroca , María Alcántara, Nico Barrena, Teo Gómez, Ana de Lois, Rafa Moreno, El Chino Jiménez, Carlos Alberto Lara, Julián Sánchez, Rafa Giovanetti o Santiago Reither. Con proyectos emergentes como el festival de jazz de La Rambla, hay motivos para ser optimistas, pero Rafael Molina explica que se necesita unidad «a través de una asociación fuerte» y un mayor apoyo de las administraciones.
La cantante Susana Raya cree que «las posibilidades como músico de jazz son escasas y toca salir y buscar conciertos y público, algo natural a la vida del artista»
Desde la distancia, desde Amsterdam, también analiza la situación la cantante y guitarrista Susana Raya. «Son escasas las referencias del jazz en Córdoba que nos llegan aquí, pero me consta que las ganas de escuchar jazz siguen vivas», explica. Destaca que «los clubes y salas hacen su labor de resistencia como pueden pero con mucha ilusión», pero reconoce que, «como músico de jazz , las posibilidades siempre han sido escasas y toca salir para acceder a más conciertos y público», un proceso que ella entiende como «natural e inherente, muy saludable y necesario». Raya, que ha aprovechado la cuarentena para preparar su próximo disco, guarda recuerdos «entrañables» de sus años cordobeses.
«Viví una época dulce cuando un puñado de locos impulsamos la asociación CórdobaJazz, de la que fui presidenta por algún tiempo», evoca. Ese entusiasmo colectivo por dinamizar esta música es algo que la cantante recuerda con emoción. «Yo me formé en guitarra clásica en el Conservatorio, pero en la nocturnidad aprendí a cantar jazz», añade la artista, que recuerda con cariño los ciclos del Centro Cultural El Quiñón y las jam del Jazz Café. «Formamos parte de una escena andaluza vibrante, con músicos de nivel y un tejido asociativo en ebullición», explica.
El músico valenciano Rafa M. Guillén es el caso contrario al de Raya, pues nació fuera de Córdoba y aquí se estableció. Con formación clásica, llegó en 1992 a la ciudad para tocar el trombón en la Orquesta de Córdoba. Aún así, siempre ha luchado por desarrollar una carrera en la música popular, el jazz en su caso, y ha formado diversos grupos a lo largo de los años. El artista explica que el afán por inmiscuirse en ambos mundos le nació en la adolescencia, cuando estudiaba en Valencia . Cuando llego a Córdoba recuerda que lo que encontró fue un ambiente reducido a espacios como el Café Central, en Ronda de los Tejares, o la Peña Egabrense y el Single, ambos en Ciudad Jardín . También evocaciones de Paco Arjona, compañero suyo en la Orquesta, de viejas noches de swing en los cabarets de Cercadilla .
Rafael M. Guillén explica que «el Jazz Café le dio cohesión a un movimiento que venía de antes y en el que fue importante la llegada de músicos cubanos»
Cree sin embargo que en la década de los 90 se dio un salto importante con la llegada de varios músicos cubanos de latin jazz a la ciudad y recuerda con nostalgia los años de El Quiñón, «un centro cultural único en España». «Todo eso encontró su cohesión en el Jazz Café y luego el Café Málaga ha venido a sumarse para que exista un ambiente estimable, aunque falta ese apoyo más constante desde las administraciones públicas», explica.
En Sevilla reside otro talento del jazz cordobés, el joven guitarrista Luis Casado , nacido en 1992 pero que ya ha publicó en 2019 su primer disco, « Tiempo presente ». Casado, que representa el gran futuro del género, recuerda que él se formó en Córdoba como guitarrista primero de clásica y luego de funk y blues , aunque luego descubrió el jazz y le deslumbró. El artista prepara estos días el concierto que protagonizará el próximo 2 de julio en el Café Málaga, reconoce que lo que el jazz le ha dado es libertad, «la posibilidad constante de explorar ».