CONTRAMIRADAS
Javier Ortega: «La literatura es un faro que alumbra el camino»
Por su mesa pasan textos que acaban en el estante de los libros más vendidos de España. Es editor de Almuzara y posee un olfato infalible para el talento
![Javier Ortega junto a la libreía de su casa durante la entrevista con ABC](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2019/10/13/s/javier-ortega-editor-kKyC--1248x698@abc.jpg)
La novela que le quita a usted el sueño no es fruta madura que caiga del árbol por la fuerza de la gravedad. Antes de que usted la vea sobre el estante de la librería ha atravesado un proceso de selección riguroso. Lo primero es descubrirla. Identificar que esos doscientos folios que acaban de llegar a la editorial merecen la pena ser leídos por miles de personas. Esa labor es clave. Y la ejecuta cada día el señor que tienen ustedes en la imagen. Javier Ortega es editor de Almuzara, una de las grandes firmas de España. A la editorial cordobesa llaman a la puerta cada mes 300 originales. Solo veinte de ellos llegarán a las librerías. El resto se quedará en el camino.
¿Cómo se descubre un talento?
Fundamentalmente, por intuición. Es lo que menos suele fallar. Hay autores que tienen una proyección enorme en redes sociales y, cuando los lees, dices: «Yo no creo que llegue».
¿Y ha descubierto usted muchos talentos?
Yo creo que hemos sacado gente, incluso de Córdoba, muy buena. Alejandro López Andrada, por ejemplo. Era muy conocido aquí pero, desde que Almuzara apostó por él, la dimensión que ha adquirido su obra en España no tiene nada que ver. Es otro mundo. O, por ejemplo, José Carlos Ruiz, autor de «El arte de pensar», uno de los libros más vendidos en España. Fernando Alberca es un caso paradigmático. O José Sánchez Vázquez, que en el género negro no tiene que envidiarle nada a los mejores. Es un fenómeno.
¿Cómo estamos de talento por aquí?
Si algo tenemos es talento
¿Y todos los talentos acaban saliendo a flote?
No. Imposible. Hay un componente de azar que es inevitable.
Como inevitable fue que Javier Ortega (Córdoba, 1965) acabara colgando sus hábitos de asesor jurídico en beneficio de su vena literaria. Escritor vocacional, dio sus primeros pasos en el mundo de las letras como columnista de prensa y crítico de cine, en cuyo género es un avezado experto. En esta misma casa, ABC Córdoba, fue articulista durante tres años. Su libro «Diario de un cinéfilo distraído» resultó finalista del Premio de la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (Asecan), pero su punto de inflexión hacia el universo editorial lo dio cuando se hizo cargo de la revista del Ateneo de Córdoba. Fue entonces cuando Almuzara lo llamó. De eso hace ya 14 años. En todo este tiempo, la editorial que dirige Manuel Pimentel, ex ministro de Trabajo, se ha labrado un reputado nombre en el competitivo mundo de las editoriales. «Almuzara juega en la Champions», declara metafóricamente Ortega. «Y, de vez en cuando, le ganamos un partido al Madrid o al Barcelona», ironiza.. La entrevista tiene lugar en su casa, junto a una voluminosa biblioteca de varios miles de títulos. -
Leo en internet sobre usted: «Escritor, editor y jurista». ¿Dónde hay más Javier Ortega?
Si para algo sirvo, es para la edición. No quiere decir que lo haga muy bien, pero me encuentro más realizado y es donde puedo aportar más. Para mí, la edición es una forma de escritura con la diferencia de que puedo ayudar a que nazcan más criaturas. Traer más hijos al mundo. Y más dispares.
Es usted una especie de partero
Totalmente. El editor es un partero. Ayuda a traer hijos al mundo. Es un consejero, alguien que ayuda a tener una visión más objetiva del libro. El escritor no tiene una medida real de lo que ha hecho y recurre a la familia. Es imposible. Mi mujer no me va a decir que lo que yo he escrito es un churro, salvo que nos estemos separando
¿Es editor por descarte?
Yo seguiría editando aunque hubiera tenido éxito como escritor. Nunca tuve pretensiones. Escribir para mí es una necesidad. Tener un gran número de lectores, no
Cuatro de cada diez españoles no ha leído nunca un libro. ¿De qué es síntoma?
Fundamentalmente, de que no nos tomamos la cultura con la importancia que deberíamos. Los políticos no se dan cuenta de que tienen que consensuar una política cultural sólida a medio plazo, incluida la educación. O la piratería. Ningún ejecutivo europeo desdeña tanto ese tema como el español. Aunque estamos cambiando. Hoy las parejas jóvenes tienen conciencia de la lectura y las ves con el niño en la librería. Pero hay cuestiones que se interfieren, como las nuevas tecnologías, que son un obstáculo importante.
¿El libro puede competir con el móvil?
Creo que sí. Esto de los móviles es un sarampión. Estamos viendo señales de hartazgo grande. La literatura tiene un componente lúdico y la lectura en pantalla nos recuerda al trabajo. Tenemos las de ganar pero es un combate a largo plazo.
¿Las nuevas tecnologías son el gran enemigo de la lectura?
No. En cierta manera, son una ayuda. Hasta la piratería, que es el fenómeno más repudiable, no necesariamente implica que se vendan menos libros. ¿Por qué? A muchas personas que se descargan un libro ilegal, les gusta tanto que lo regalan después a la novia o al padre. -Acaba de anunciar la prensa que «el sector editorial se recupera gracias al libro de papel». Y no lo ha publicado El Mundo Today. -Ya le digo que el libro de papel ni siquiera se puede decir que tuviera un retroceso con la aparición del electrónico. El libro tiene una solidez enorme. No sé si nuestros nietos verán su desaparición, pero tenemos que fiarlo a largo plazo.
![Javier Ortega, en su biblioteca](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2019/10/13/s/javier-or-almuzara-kctH--510x349@abc.jpg)
Si le digo Amazon, ¿le tiemblan las piernas?
Amazon tiene algunas prácticas discutibles y eso lo sabe todo el mundo. Pero no son enemigos en sentido radical. Nuestros propios fondos se venden en Amazon. Lo que no se puede es ir a una jungla
¿Qué prácticas?
De todo tipo. De imposición a las editoriales en descuentos. Tienen una situación de práctico monopolio en la red y se aprovechan. Antes o después, los gobiernos le pondrán coto.
¿Es un gigante vulnerable?
Yo creo que todos los gigantes lo son. La avaricia rompe el saco. Tiene que ser sometido a una cierta regulación. Estamos en un mundo que se transforma por días.
¿Qué leen los cordobeses que leen?
Les interesa mucho todo lo que tiene que ver con su tierra. Les gusta particularmente la historia y luego la novela.
¿Lo que no está escrito no es cultura?
La cultura es mucho más que lo que está en los libros. En Córdoba se respira cultura. El aprecio por el artista, por el músico, por el poeta es mayor que en otros lugares.
¿El libro digital despega?
Está ligeramente estancado. Hubo un primer momento de empujón fuerte por la novedad. Y es una parte importante de la facturación
-¿La escritura desaparecerá de la faz de la Tierra como los dinosaurios?
En absoluto. Es verdad que estamos en momentos de cambios muy radicales. Un sector con auge tremendo es el audio libro. Está funcionando muy bien desde hace cuatro o cinco años para atrás y va a seguir subiendo. La literatura es uno de los faros que alumbran el camino de la sociedad. Registra las pulsiones internas y las corrientes de pensamiento, y el editor las está auscultando.
Dígame el libro del año
Uno es, sin duda, las memorias de Andrés Pajares. Se está vendiendo francamente bien. Y hay un autor valenciano que es de lo mejor de España. Vicente Marco. Llevamos varios libros con él. El último, «La mujer geométrica», es una novela extraordinaria. Y tiene estilo propio.
¿Se escribe para escapar del mundo?
No hay una sola respuesta. Hay gente que busca el oropel; gente que escribe por necesidad, por pulsión básica; y gente que escribe para remodelar el mundo, para reinventarlo. Tú puedes hacer que la justicia esté presente en tu obra, por ejemplo, o ajustarle cuentas a los poderosos.
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