TRIBUNA LIBRE

Inocencio Arias: «Cabra, la Guernica silenciada»

«Un bombardeo inexplicable y canalla que tuvo lugar hace ochenta años sobre Cabra y del que misteriosamente nunca se habla»

Inocencio Arias

La controvertida memoria histórica no puede ser selectiva. Menos en la Guerra Civil. Si encontramos malísimo al bando de Franco , parece equitativo mencionar, esporádicamente, para no significarte, que los otros, los del bando republicano , también hicieron sus cositas. Alguna, un buen puñado, atroz.

No recalcaré el asesinato de unos 8.000 sacerdotes durante la contienda. Aunque en el reinado del doctor Sánchez no sea políticamente correcto mencionarlo, ocurrió. Traigo a colación un bombardeo inexplicable y canalla que tuvo lugar hace ochenta años sobre Cabra y del que misteriosamente nunca se habla. Esto no se da en la asignatura de Memoria Histórica , y si el alumno lo menciona habrá mohines de reprobación de los nuevos catedráticos. En la mañana del 7 de noviembre de 1938, tres bombarderos Tupolev SB-2, « katiuska », procedentes de una base republicana en Murcia descargaban su mortífera carga en la plaza Vieja y el mercado de abastos de Cabra . Había bastante gente y los efectos fueron espantosos. El doctor Leña, del hospital local, manifestaría: «Perdieron la vida 112 personas y el hospital acogió a más de 400 heridos, de los cuales 50 eran de extrema gravedad».

La guerra entraba en sus últimas boqueadas, lo que hace más grave e irresponsable el bombardeo. Aunque corresponsales tendenciosos como Hemingway , reacio siempre a informar de cualquier desmán del lado republicano -lo que le costó una pelea irreparable con Dos Passos- afirmase poco antes, en una conferencia en Nueva York, que Franco, con pocos efectivos, chocaba con los extranjeros que le apoyaban, mientras que los republicanos estaban bien organizados y tenían bastantes posibilidades de ganar, observadores más imparciales sabían que el fin de la contienda se aproximaba y que los vencedores serían los insurgentes.

La segunda razón más poderosa que muestra la futilidad criminal de la acción de Cabra es que, como cuenta Antonio M. Arrabal en « El Guernica de la Subbética », «el interés militar de Cabra en noviembre del 38 era nulo». No era nudo de comunicaciones, no había tropas, los soldados italianos habían abandonado la ciudad un año antes y todo ello era conocido por el mando republicano. En los días anteriores, tres aviones rusos Natacha habían efectuado un reconocimiento aéreo de la ciudad.

No es fácil explicar las motivaciones de Cabra, que Arrabal sitúa en el contexto estratégico de la batalla del Ebro . Los republicanos buscarían una retirada con pocas pérdidas e intentaban que los nacionales distrajeran aviones. Más curioso aún es el silencio sobre el bombardeo , sobre todo si lo comparamos -me excuso de nuevo- con el realizado por los insurgentes franquistas contra Guernica. Hugh Thomas, quizá la máxima autoridad sobre el conflicto, no hace referencia a Cabra en su voluminosa obra, y trata detalladamente de Guernica . Escribe que Franco se puso furioso con los alemanes cuando conoció las consecuencias del ataque y que Guernica «era un blanco militar al ser un centro de comunicaciones, muy cercano al frente». Abunda en ello Phillip Knightley («The first casualty»): «Fue bombardeado por razones militares tácticas», aunque siga siendo motivo de discusión el valor estratégico de la sufrida ciudad vasca.

De Cabra, no hay duda. No tenía el menor valor. Guernica (126 muertos, según Salas; 200, según Vicente Talón; varios centenares, según otros) padeció también un ataque artero: era día de mercado , muy letal. Ha obtenido, gracias al cuadro de Picasso, pero no solo, una amplísima cobertura. Sobre la ciudad cordobesa, el silencio. Parece que los malos aquí eran menos malos o tenían cabalísticas razones para dañar una ciudad en zona fascista . Es el péndulo español. Me crié oyendo que los «rojos» eran unos desalmados.

En el pueblo al que fui a vivir habían dado «el paseo» a 80 personas, entre ellas dos tíos de Bruno, mi amigo de infancia. Su crimen: ser de derechas y además creyentes . El abuelo de otro amigo había sido echado al mar en Cartagena, maniatado a otra persona junto con decenas de otros… Horrible, pero cuando tenías uso de razón vislumbrabas que hubo rojos canallas, pero que había muchos más decentes.

Ahora estamos en lo contrario. Los franquistas eran invariablemente crueles, sanguinarios. Muchas películas y novelas lo atestiguan. Moscardó era un cabrón y Largo Caballero , respetable (¿pero no estuvieron los dos en sendos golpes de estado?). Cualquier franquista de los cuarenta era un impresentable, mientras que Companys (¿no fue un golpista que, además, enviaría a decenas de personas sumariamente a la ejecución?), alguien venerado. Tampoco es asumible.

Una sugerencia. Si conmemoramos con fanfarria los fusilamientos de Paterna , hagamos lo propio con los ahogamientos de Cartagena o con Paracuellos . También con autoridades y discursos. Vayamos todos con boato en su día a las ciudades bombardeadas . Y describamos minuciosamente las atrocidades de todos los casos. Adorando la memoria histórica total seremos más equitativos, pero también más gilipollas, porque estaremos abriendo de nuevo heridas. De las dos Españas.

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