SOCIEDAD

Injertos capilares, bótox y depilación láser: así funciona el negocio del culto al cuerpo en Córdoba

Las clínicas de estética atraviesan un momento de auge y se han convertido en un elemento más del paisaje comercial

El doctor Candau muestra los resultados de una operación capilar FOTOS: VALERIO MERINO

Miguel Navas

Los centros de estética han venido para quedarse. Aunque la llegada de la crisis supuso un duro golpe para ellas, ya que los ciudadanos tenían que destinar el dinero a otros fines, la mejoría de la situación económica ha supuesto también un impulso para estos centros, que actualmente suponen un sector de negocio más integrado en el paisaje comercial de las ciudades.

Clínica Nova V. M.

Un ejemplo es Clínica Nova , en la avenida de los Molinos. El centro se encuentra en la planta baja de un bloque de pisos, con una academia de idiomas como vecina. Su responsable, Pedro Hidalgo, certifica ese resurgir de su profesión, aunque puntualiza que la medicina estética , predominante en su centro, notó menos los efectos de la recesión que la cirugía. Para él, actualmente están «en una fase de crecimiento y expansión».

Una idea muy similar mantiene Antonio Tejera, dermatólogo de GlobalDerm , en Palma del Río. Para él, la clave del futuro de esta disciplina médica pasa por «la naturalidad de los resultados, la prevención del envejecimiento y la rapidez del procedimiento». En todos estos elementos juega un papel fundamental la mejora tecnológica, algo que también marca la diferencia con la situación anterior a la crisis. Según este dermatólogo, cada vez son más los clientes que acuden a su centro buscando «tratamientos mediante láseres no ablativos», que provocan menos daño a la piel . Del mismo modo, Hidalgo explica que la fotodepilación es una opción con una demanda cada vez mayor, «incluso entre los hombres».

El perfil del cliente es el de una mujer, de entre 25 a 50 años y de clase media. Entre las operaciones más habituales se encuentra la inyección de bótox y de ácido hialurónico . Cifras similares son las que ofrecen en Solubel. María Luisa, una de sus trabajadoras, explica que el perfil del cliente es el de una mujer de entre 30 y 70 años y que entre lo más demandado está, nuevemente, el relleno de ácido hialurónico, además de actuaciones contra la celulitis y la retención de líquidos y el láser .

La «época dorada» del trasplante capilar

Y es que las mujeres siguen siendo el público mayoritario de este tipo de servicios, aunque cada vez son más los usuarios de género masculino. Sobre todo en los últimos años, cuando dentro del sector ha ganado peso una práctica en concreto: la del injerto capilar . Alberto Candau, especialista en cirugía maxilofacial, explica que aproximadamente el 95 por ciento de los casos que atiende son de hombres con una edad comprendida entre los 25 y los 40 años . El resto, cuenta, son mujeres que han perdido el pelo a causa de la quimioterapia u hombres de mayor edad y divorciados, que están viviendo « una segunda juventud ».

Candau trabaja en la Clínica Bau , y por sus manos pasan cada semana «unas cuatro o cinco personas» que se someten a un proceso que dura «entre seis y doce horas», en función de la cantidad de injertos que se tengan que realizar. No es lo mismo alguien que solo quiere tapar la coronilla que quien tiene que injertarse todo el cuero cabelludo, explica.

Según cuenta este especialista, el principal motivo que lleva a los hombres a someterse a una cirugía de injerto capilar es «una mejora de su autoestima » pues, asegura, existe cierta relación entre la virilidad masculina y la ausencia o abundancia de pelo.

Candau también saca pecho ante las operaciones españolas, que están ganando cada vez más adeptos frente a las tradicionales en Turquía . Para él, existen tres motivos que llevan a un hombre a preferir viajar al extranjero para realizarse los injertos. El primero sería «el desconocimiento » de que también se realizan estas operaciones en el propio país. Otro motivo sería la idea de aprovechar el viaje para conocer un nuevo país y hacer turismo . Y finalmente, el precio .

El doctor Candau revisa los resultados en un cliente V. M.

«España liderará el mercado de los injertos capilares, por encima incluso de países como Turquía»

Llegados a este punto advierte de que es importante mirar la letra pequeña de las ofertas turcas, pues, si es cierto que es un precio bajo, luego hay que añadirle «los extras». Esto es, los vuelos de ida y vuelta, el hotel, la comida... Todo ello acaba situando el precio muy por encima de lo que se paga en una clínica española . En Bau, el precio oscila entre 3.000 y 4.500 euros , una cifra que ha bajado enormemente desde que Candau empezó a formarse en este ámbito en 2010. Hace ahora nueve años, el coste de una sesión se situaba en los 12.000 euros, lo que supone una caída de más del 60 por ciento en el precio en una década.

De todas formas, «para la salud no hay precio que no valga la pena», sentencia este profesional, quien pese a todo afirma que es una cantidad razonable teniendo en cuenta la formación y los equipos necesarios para llevarlos a cabo. Una ventaja de las operaciones nacionales es «el tú a tú». El seguimiento de la operación en Turquía se realiza, cuenta Candau, a través de servicios de mensajería instantánea , mientras que en los centros españoles existe un tratamiento más cercano, más humano, lo que a su vez permite actuar frente a posibles complicaciones médicas que pudiesen surgir tras la operación.

En relación a esto, el especialista señala la laxa legislación que existe en Turquía en este terreno. En nuestro país hay que ser licenciado en Medicina para poder realizar este tipo de actuaciones, mientras que en el país extranjero basta con aprobar unos cursillos para ello, por lo que cualquiera estaría capacitado, con todos los peligros que eso conlleva. «Es como si el que te recoge en taxi desde el aeropuerto luego te hace los injertos», explica entre risas Candau.

En resumen, el especialista, que también es presidente electo de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Facial , se muestra esperanzado ante el futuro de su disciplina y afirma tajante que en unos pocos años « España liderará el mercado de los injertos capilares, por encima incluso de países como Turquía».

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