AYUNTAMIENTO
La inestabilidad del «tripartito» en el Ayuntamiento de Córdoba cumple dos años
El mandato consume su primera mitad con múltiples polémicas, sin apenas resultados y un buen número de líos internos
ESTE miércoles , la corporación municipal que salió de las elecciones locales habrá consumido sus dos primeros años . La progresiva cercanía de los comicios de 2019 debería, en buena lógica, instaurar un cierto nerviosismo en las filas del gobierno municipal -formado por PSOE e IU - y apoyado por Ganemos . La cuestión es que si algo le ha sobrado a esta etapa municipal han sido nervios y querellas.
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Isabel Ambrosio no ha tenido una semana tranquila desde que tomó posesión de Capitulares 1, primera planta. Y no es que la prensa, determinada prensa, sea muy mala. Es que algunas de las bofetadas más gordas se han dado de puertas adentro. Por poner un ejemplo, la mayor crítica , la más dura, de la gestión de un acontecimiento tan complejo como la Semana Santa de 2017 -miles de visitantes, un nuevo escenario de seguridad- vino de IU.
La llegada del ecuador del mandato ha traído sorpresas. En concreto, con la órbita del tercero en liza, Ganemos , que no está en el gobierno pero está. Los socios de investidura de Ambrosio han recorrido una línea curiosa. Quisieron entrar en el gobierno pero votaron no . Luego pidieron entrar pero no les dejaron .
Han sido una muleta imprescindible de PSOE e IU , a los que proporcionan una mayoría absoluta por anexión. Incluso con unas poco creíbles amenazas de ruptura que, efectivamente, nunca se consumaron cuando de negociar presupuestos y ordenanzas se trataba.
El problema de lo que va de mandato es de retos y de objetivos cumplidos . El cogobierno se ha comido algún marrón -el Urban Sur , el Centro de Convenciones - pero ha tenido la oportunidad de revisar la práctica totalidad de las decisiones abiertas por el PP que se le legaron. Con una ventaja, y es que no ha tenido que lidiar con una situación presupuestaria de infarto. Ha dispuesto desde primera hora de cierta liquidez, una economía saneada y posibilidades de invertir con recursos bancarios.
Sin embargo, ha sido el primer gobierno que comunicaba que no tenía obras en marcha , como ocurrió hace escasos meses. El famoso plan eléctrico se ha convertido en una iniciativa de bajo voltaje. El cercanías se promete y se negocia pero sin una fecha razonable de puesta en marcha. El turismo va como un tiro pero no por causas municipales -como ocurrió con el PP-.
Dos años desde las elecciones anteriores implica que quedan otros dos para las próximas. Habrá más presión porque se han prometido cosas. El tiempo se agota .