José Javier Amorós - Pasar el rato
Imitadores
Lo de Fuente Palmera es interesante, pero no es original. Original sería que establecieran la extremaunción laica
El Ayuntamiento de Fuente Palmera no ha sido original al introducir en su protocolo el llamado «bautizo laico», esa ceremonia imitativa con la que la comunidad civil le da la bienvenida a un niño más o menos recién nacido. Aquí estamos, hijo, para lo que gustes desobedecer. Ya que no puede hacerlo directamente hijo de Dios, como es el caso de la Iglesia católica, lo emparenta políticamente con un concejal o con el alcalde , que es más práctico. Dios queda muy lejos. El peligro de que a un niño lo bautice por lo municipal el señor Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, revestido con los ornamentos de asaltar supermercados, es que le prohíban la entrada en Mercadona cuando sea mayor. Los trabajos finos hay que encomendárselos a profesionales, y cada uno debe dedicarse a fracasar en lo suyo.
Lo más sorprendente del laicismo es que tiene aspiraciones religiosas; pretende suprimir la religión, pero copiando la religión . Quiere convertirse en una nueva religión, desde las Navidades laicas hasta las celebraciones religiosas en forma civil. La Mancomunidad de Municipios de las Comarcas Catalanas tiene editado un libro con instrucciones sobre bodas, bautizos y funerales laicos, para intentar vestir con un disfraz retórico cursi y de poco nivel un ritual originariamente religioso. Dos mil años influyendo en la historia han dado a los ritos y ceremonias de la Iglesia católica un estilo y una grandeza que no pueden imitarse sin caer en el ridículo. Encontrar la fórmula de una religión sin Dios ha sido vocación política antigua, desde la religión civil de Rousseau a los catecismos jacobinos posteriores a la Revolución Francesa , que empleaban una metodología propia del padre Ripalda: «¿Qué es la comunión?», se preguntaban. Y se daba seguidamente la respuesta que había de ofrecer el hombre nuevo de la Revolución: «La comunión es la asociación propuesta a todos los pueblos por la República Francesa, para que la Fraternidad fulmine a los ídolos de antaño». Resulta más inteligible el misterio de la Santísima Trinidad. Esta nueva religión laica necesitará clientela para poder competir con los grandes credos. La mejor fórmula para el marketing laicista es la respuesta que dio el duque de Talleyrand al pastor que le preguntó cómo atraer más gente a su rebaño: «Le recomendaría que se dejara usted crucificar, y, tres días después, resucitase».
He leído que el Rincón de la Victoria , la bella población malagueña donde vive el gran Manuel Alcántara, ofrecerá pronto, si no lo ha hecho ya, el servicio de comuniones civiles , «una ceremonia de paso de la infancia a la preadolescencia, al margen de la religión». Lo de Fuente Palmera es interesante, pero no es original. Original sería que establecieran en el municipio la extremaunción laica. Si se da reconocimiento a la entrada en este mundo, hay que darle consuelo a la salida. ¿Qué podemos ofrecer al lento caminante del último tramo? ¿Qué le diremos para mantener la esperanza? Ya se está echando de menos la unción con óleos civiles a quienes van a morir, y las hermosas palabras de un concejal para aliviar el tránsito. «De la nada vienes y a la nada vas. Que la nada te lleve, que la nada te acoja y en la nada te encuentres con quienes has amado. Vuelve a tu lugar en la nada. Un buen demócrata no teme a la nada ».
-Por favor, Manoli, llama al párroco. Y a la nada, que se vaya este señor tan pesado.