FRANCISCO J. POYATO - PRETÉRITO IMPERFECTO
«To’s por igual»
Es la hora de la verdad. Es la hora de las hermandades, de la gente, del civismo y de la responsabilidad política
La política vive estos días de Pasión contracturada de espíritu . Poner velas y dar puntapiés a la vez a la Semana Santa conlleva un difícil ejercicio contorsionista con la mejor de las sonrisas. Y un sacrificio. Véase a la presidenta de la Junta ejerciendo de capillita mayor, en altar y compuesta de foto con todas las cofradías de la religiosidad popular andaluza a su vera.
Los afanes contra la Iglesia Católica, para otro rato. La soflama laicista que encendió los venereos del mandato municipal en Córdoba se aplaca con la misma intensidad que las fuerzas del costalero en las últimas chicotás portando su penitencia y la fe marcadas a sangre en la cruceta de su espalda. Porque no se entiende que el mismo hombro que arrima el esfuerzo para que una cita ineludible en la ciudad con efectos multiplicadores en la cultura, el turismo, el ocio, el arte o las creencias...salga adelante, empuje para cerrar puertas , obstaculizar el paso y descolgar la voluntad con nimias excusas o disparates a la grande.
Que si ya molesta hasta la cera del suelo por las caídas. Que si el albero del Arenal lo hace para la alergia..., digo yo. Algún converso pensará que mejor mirar hacia abajo esquivando la cera y el patinaje artístico, que no contemplar tanta belleza elevando los ojos y dejándose llevar por una fiesta de sentidos y sentimientos . En el fondo seguimos siendo barrocos , pura contradicción revestida de esa mantilla castellana y austera que a Córdoba le sienta tan bien.
Siguiendo, pues, este estandarte que no sabemos si nos guía a la hipocresía responsable o al cinismo militante, convengamos en que el Ayuntamiento está poniendo de su parte para que el reto del traslado a la Mezquita-Catedra l de todas las cofradías se convierta en una oportunidad y no en un fracaso. Hemos de reconocer la minuciosidad con la que las áreas municipales en liza parecen haberse tomado lo que no es tarea fácil, por otro lado. Miles y miles de personas con el lógico despiste ante tanto recorrido nuevo y el fervor desbocado. Un enjambre maravilloso de callejuelas que serpentean desde la Catedral, el atractivo que rodea a numerosos pasos con estampas inéditas , hermanos, cofrades, penitentes, turistas, espectadores, residentes y un rosario interminable de pies incontenidos .
El cogobierno, pero especialmente el PSOE , se juega su punto de fuga en esta encrucijada . Cuestión de perspectiva. Acumula despropósitos en la materia cual chiquillo pega a su bola de papel de aluminio la cera gota a gota -menuda labor de reciclaje, señores capitulares, por cierto-. Salir airoso de una peregrinación como ésta, con su clara dosis reivindicativa y dolorosa , puede amainar tempestades futuras y tormentas recientes. Lo sabe doña María Isabel Ambrosio, que incluso prestará su insípida equidistancia para culminar ese ritual del palco y las autoridades civiles y religiosas que el ala radical de su tripartito «cogobernado» está esperando como agua de mayo. Bien hace doña María Isabel en comulgar con lo que, por otra parte, forma parte de su repertorio protocolorio y su responsabilidad como primera autoridad de una Córdoba que le responde a golpe de llamador.
A expensas de un cielo inestable, es la hora de las hermandades. Es la hora de la verdad. Es la hora de la gente. Es la hora del civismo y la demostración de que la estación penitencial al templo matriz de la Diócesis no es un capricho, una coartada o una competición vana. Una orden bien ejecutada. Mas, al contrario, un ejercicio de coherencia, de fe y de altura de miras en la autoestima propia y colectiva. Desde la humildad y la modestia. Como cristianos y como cofrades. Todos podemos salir ganando . Cada uno desde el balcón de matices y sensaciones por el que degustará una celebración religiosa con la grandeza de un solo mensaje que cala en todos los corazones. « To’s por igual ».