REPORTAJE
Las «ideítas» de Pedro García que «cuestan caras» a los dueños del Miguelito y Los Romerillos en Córdoba
Propietarios de los bares que pueden ser derruidos y residentes señalan el agravio con el colegio Rey Heredia
SI el presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba , Pedro García (IU), tiene instinto de supervivencia haría bien en dejar pasar unos cuantos siglos antes de asomarse por los alrededores de la plaza de Santa Teresa . «Las ideítas de Pedrito nos cuestan muy caras a los vecinos. Por lo general es peligroso, pero estamos en campaña electoral y ya la cosa es más que seria. Cuerpo a tierra, amigos». Lo dice Manuel Calzón, un vecino de las inmediaciones de la calle Acera Pintada y que no falta a la hora del aperitivo a Los Romerillos .
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«Ahora, que estamos a unos meses de elegir a otro alcalde, o alcaldesa, va el artista y se saca de la manga esto de tirar la manzana para hacer una especie de plaza junto a la torre de La Calahorra », comenta Calzón a la hora imprecisa en la que duda qué pedirle al camarero. Esta plaza forma parte de una operación urbanística más amplia que plantea una serie de equipamientos culturales.
El dilema de la media mañana
«Hombre, es que no sabe uno si lo que pega es un café solo o un medio fresquito», confiesa. Unas mesas más allá se encuentra una amplia delegación del grupo municipal del PP, —encabezado por su viceportavoz, Salvador Fuentes — departiendo con residentes de la zona. «El equipo de gobierno usa Miraflores, como ya lo hizo Rosa Aguilar, cada vez que entramos en precampaña», lamenta Fuentes.
«Esto es otro cuento desplegable del PSOE e Izquierda Unida , lo que muestra de nuevo que estamos ante un gobierno amortizado», remataba para hacerse eco de la preocupación creciente de las personas que viven en esta parte de la ciudad por los vaivenes urbanísticos.
Esta deriva no es nueva. Si lo sabrá un sexagenario que prefiere preservar su identidad y que vive en la plaza del Rastro , justo a la espalda de La Calahorra. «¿Que desde cuándo vivo aquí? Pues desde siempre, desde antes de que yo naciera, si me permite la broma. Esta es la casa de mi familia desde hace seis o siete generaciones. Y resulta que ahora llegan unos polítiquillos y vuelven a decirnos que lo que tenemos que hacer es irnos de aquí porque les sale a ellos de las narices hacer una plaza. Pero el colegio ese —por el Rey Heredia — lo van a mantener. Y nadie sabe por qué. Pues nosotros estamos aquí un siglo antes y quieren que nos vayamos. Es que no hay quien se lo explique, la verdad», resume el hombre, de edad avanzada y más que molesto con la situación generada por los planes de la Gerencia Municipal de Urbanismo .
Un vecino: «Vivo aquí desde antes de nacer: aquí han tenido su casa siete generaciones de mi familia»
Tampoco le suena a nuevo el debate a Carmen Cano Sillero, componente desde este mismo mes de enero de la sociedad propietaria del bar Miguelito . «Soy la hija del anterior dueño, que es mi padre, Francisco Cano, que a su vez era nieto y bisnieto de los fundadores, que fueron mi abuelo y mi bisabuelo», indica la chica. «Nosotros llevamos abiertos desde 1945 y desde 1992 tenemos movida con este tema: desde entonces nos están diciendo que lo que tenemos que hacer es irnos, hasta nos han ofrecido un local y un piso en María la Judía, pero no entienden que aquí está nuestra casa».
«Por qué tenemos que irnos si enfrente van a construir pisos con locales», asegura la dueña del bar Miguelito
La joven no habla en un sentido figurado: «En esta manzana tenemos tres propiedades», señala Carmen Cano, que ya tiene la piel acostumbrada a los vaivenes de Urbanismo. «¿Que ahora van en serio? Veremos. Hay cosas que no nos explicamos: ¿Por qué tenemos que irnos nosotros cuando van a construir aquí enfrente un bloque con pisos y con locales? No hay quien lo entienda», esgrime.
En la barra de Los Romerillos bulle la preocupación cuando se acerca la hora de comer. «¿Qué pasa? Que no hay manera de que los políticos nos dejen en paz? Mira como con los del Brillante no se meten», ironiza uno de los clientes de más edad. «Inquietud hay. Estas cosas siempre son un motivo de intranquilidad. Pero estamos acostumbrados de tanto que han dicho en los últimos años que teníamos que irnos», asegura un camarero. «Niño, que Pedrito va ahora en serio. Te lo digo yo» , advierte otro parroquiano.