Rafael González - LA CERA QUE ARDE
El humo
Las cortinas de humo nos tienen entretenidos hasta que llega el fuego de verdad, como el de la planta de residuos
La primera vez que vi el humo negro supuse que se trataría de una declaración de independencia perolista ante la prohibición , este año, de encender fuego para el tradicional día 24 de octubre . También me imaginé una de esas barbacoas que a veces se les van de las manos a los asentamientos rumanos o similares que por aquí tenemos. No es este un comentario xenófobo, advierto, si no un dato, y a las hemerotecas me remito. A veces a estas criaturas la bombona de butano les juega malas pasadas o hacen candela donde no deben y se lía parda. Pero no. Salía de Córdoba al día siguiente, volví al posterior y el humo seguía. Como me he quitado de las redes asociales sólo convivía con mi hipótesis del independentismo parcelista . Quiero decir que uno se declara peñista en rebeldía, decide no acudir al encuentro fraternal con la alcaldesa aunque cobre la subvención, y monta su perol en el término municipal o no, según las lindes marquen jurisprudencia o determinen territorialidad para cuñados.
Que nos prohíban encender fuego el 24 de octubre es motivo suficiente para pillar un sofocón . Y puedo entender que los perolistas se independicen habida cuenta de que aquí uno declara la independencia de algo y no le pasa nada. De hecho, el humo podía proceder de un perolaco independiente pero en suspenso mientras llegan las sardinas tras haber acabado con la panceta y las primeras arrobas de mollate. Y si ahora el perol está en suspenso a ver qué hacemos. O el Seprona lanza un ultimátum con condiciones de no encalome o los ecologistas se van para allá con las hoces de los antitaurinos y comienzan a rodar testículos de cuñados. Este tremendismo tan español que hace que la brutalidad policial se quede en aguas de borrajas frente a los mecos que reparten los pacifistas, aunque la prensa internacional diga lo contrario.
Pero ya indagando, al cuarto día supe, y ustedes ya conocían seguro, que el humo negro procedía de un planta de residuos ignota para la mayoría de los mortales, la prensa local y parece ser que la Junta de Andalucía, que tardó varios días en elaborar desde su gabinete de crisis y olé un informe más o menos detallado de que allí no se estaba guisando un arroz con pollo y que el pollo era otra cosa. Cosas de esas que acaban en «inas» como toxinas o «ato» como el glutamato o en «óxico» como residuo tóxico. Qué cosas. Unas instalaciones seguramente que necesarias —no seré yo quien ponga en duda eso— pero muy españolas, lo que significa que a los bomberos tienen que darles bonobuses de Aucorsa para tanto viaje ya que, oh, no había bocas de riego cercanas a las instalaciones inflamables, y esas criaturas tienen que hacer kilómetros para buscar agua y más ahora con la sequía. Y así que aquí andábamos con la gallina de la incineradora y el huevo de Cosmos y resulta que por el humo hemos sacado un ovillo de lo más entretenido respecto a la cosa contaminante y de riesgo.
Está claro que las cortinas de humo nos tienen muy entretenidos hasta que llega el fuego de verdad.