Coronavirus en Córdoba
Los hosteleros de Córdoba, entre la incertidumbre y las críticas a la apertura parcial
Ven un enorme riesgo en afrontar gastos con unos ingresos tan limitados como los planteados
«Cortito, muy cortito». Manuel Carrasco es uno de los hosteleros cordobeses más conocidos desde la atalaya, ahora cerrada, de la barra del Correo , un negocio en funcionamiento desde los años treinta del pasado siglo. Asegura que el planteamiento del Gobierno de reabrir con unas limitaciones tan duras hará inviable muchos negocios. Quince días, al menos, con menos de un tercio de la terraza. Quince, al menos, con la mitad del aforo . Carrasco resume algunas de las medidas propuestas con un clásico del cordobés medio: «Pegos y tonterías».
Su análisis es que las posibilidades de un negocio de sobrevivir con esas posibilidades son nulas. «Hay que recordar que la hostelería y los servicios somos un tanto por ciento muy importante de la economía», aseugura. En el lugar donde tiene es referencia, las Tendillas y su entorno, las restricciones impuestas invalidan cualquier posibilidad de que el negocio sea no ya rentable sino que pueda servir para sobrevivir.
«Incertidumbre, miedo, impotencia». Rocío Villar , de la Taberna Miguelito, explica con tres palabras la actual situación cuando ya se afronta la desescalada. La empresa está buscando alternativas sobre cómo levantar una crisis de enorme consideración, la segunda consecutiva tras el hundimiento de la economía que sucedió al «crash» de 2008. La primera opción del negocio es no abrir, al menos, en los compases iniciales de la desescalada. Todos los profesionales redundan en el mismo mensaje.
Los profesionales ven inviable abrir con tan poco margen de ingresos
«Es inviable», asegura categórico Manuel Bordallo , otro nombre grande del oficio en Córdoba desde la Sociedad de Plateros de María Auxiliadora . El resumen es esquemático: «Un negocio de este tipo reparte los gastos en un 33 por ciento de salarios y seguros sociales, otro tanto de aprovisionamientos y el resto de aspectos como la energía y el beneficio». Una limitación tan fuerte de potenciales clientes hace « inasumible » atender las nóminas de todos los trabajadores. Dependerá, entiende, de cómo se salga de los ERTE por fuerza mayor. La hostelería está diseñada para ocupar el cien por cien. «Si se vende el 70, se pasa mal. Imagine con un 30% de la terraza», dice. Bordallo aprovecha para denunciar que el Gobierno está demorándose en pagar los subsidios de los trabajadores acogidos a esta modalidad. «Lo están pasando muy mal», explica.
Rafael Cordón , del bar Moriles, explica que su negocio cuenta con 14 mesas en terraza . Permiso para instalar tres o cuatro no daría para rescatar a nadie del ERTE. Las cuentas de la empresa aseguran que solo llegar a ocho o diez mesas permitirían recuperar a un pequeño grupo de trabajadores para reiniciar el negocio. Considera una mala idea plantear mamparas. «A nadie se le ocurre tomarse un vino en una cabina telefónica de las antiguas», asegura. Recuerda que hay un sector de la hostelería que todavía no tiene nada claro qué va a ocurrir con sus negocios. El segmento de la noche, las discotecas , no suelen tener terrazas que montar. De hecho, ni siquiera aparecen en los resúmenes enviados por el Gobierno sobre la desescalada.
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