Pozoblanco
La historia de una joven de Pozoblanco y la visibilidad del dolor crónico
La escritora Ana Castro lanza una campaña para concienciar sobre el dolor diario
![La periodista y escritora Ana Castro](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2020/06/30/s/ana-castro-cordoba-koM--1248x698@abc.jpg)
La vida de Ana Castro , periodista y escritora pozoalbense afincada en Madrid, cambió hace cinco años cuando fue diagnosticada de un síndrome de dolor pélvico crónico complejo. Un diagnóstico que llegó tras años de llamar a puertas y relatar una historia tan dura como es convivir con el dolor día tras día, no solo por el daño físico sino también por el psicológico. Sin embargo, a sus 29 años Castro es una luchadora que se niega a ser invisibilizada en una sociedad que «nos enseña que tenemos que estar bien, superarnos continuamente, pero nosotros no podemos». Por ella y por las personas que se encuentran en esta situación, esta joven ha lanzado en la plataforma OsOigo una petición para conseguir una política estratégica que «aborde todos los campos de la medicina, así como una mayor inversión en salud femenina».
«Pido mayor visibilidad y atención a los pacientes con dolor crónico, que somos en la mayoría mujeres. Pido que los políticos se sienten y planteen una política estratégica, que dejemos de ser pacientes silenciados», explica Castro. Lo hace después de relatar el arduo camino por el que tuvo que transitar para ser diagnosticada, un camino de años «en los que pasé por todas las unidades y ramas de la medicina hasta que mi ginecólogo me mandó a la Unidad del Dolor , donde vamos la gente que no tenemos futuro ni remedio».
La suya es una petición que busca crear conciencia y mostrar la vida de quienes conviven con el dolor. « El dolor me acompaña todos los días , es como si se hubiera convertido en una parte de mí, ha sido muy duro afrontarlo porque una intenta resistirse, pero llega el momento en el que cedes porque gana el cuerpo», relata cuando se le pregunta por su día a día. La situación se torna más compleja cuando la joven, que reflejó en el poemario «El cuaderno del dolor» parte de este proceso, asegura que «tienes que empoderarte en el dolor para ser una nueva persona, en este sentido es un proceso similar a un duelo».
«La Ana que tenía 24 años antes del dolor era una, se mostraba al mundo de determinada manera, podía hacer muchísimas cosas que la Ana de ahora no puede. He tenido que reencontrarme y redefinir mi identidad y eso es un proceso muy laborioso en el que me ha ayudado el apoyo de mi familia y leer mucho sobre el tema para conseguir entenderlo», narra. La vida le ha cambiado tanto que en la actualidad tiene reconocida una incapacidad del 42 por ciento y una incapacidad permanente para su puesto de trabajo, que desarrollaba como responsable de comunicación de una gran empresa.
El dolor crónico ha cambiado su vida y también la de su entorno porque «se tienen que adaptar a mi nueva condición, aunque en ese sentido me he visto totalmente respaldada». En 2017, con una recaída importante, la salud física «consiguió llevarse a la mental» y además de con su dolor, Ana hace frente a « un cuadro de ansiedad con el que tengo que convivir a menudo». «Lo determinante ha sido el rechazo que a lo largo de estos años he ido conformando hacia mi cuerpo, me miro al espejo y no me veo, no me reconozco, me siento atrapada en mi cuerpo y eso ha llevado a que desarrolle un trastorno de conversión, una disociación entre mi cuerpo y mi cabeza que me provoca numerosos ataques en los que pierdo la vista, la capacidad de hablar o sufro convulsiones», detalla.
Ana Castro, para la que la literatura sigue siendo su forma de vivir y mirar al mundo, aspira a que su petición consiga un impulso y llegue a la clase política porque, aunque el dolor permanezca sí hay posibilidades de mejorar su calidad de vida.
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