Historia
Hernán Ruiz «El Viejo», el arquitecto que tenía en su destino la Catedral de Córdoba
El que fuese maestro mayor de la Mezquita hace 500 años dejó un gran influjo del gótico al Renacimiento
A Hernán Ruiz «El Viejo» , también conocido como Hernán Ruiz I, se le atribuyó durante mucho tiempo la condición de arquitecto nacido en Burgos y asentado en Córdob a, aunque desde hace décadas se sabe que en realidad fue cordobés. Su fecha de nacimiento tampoco está clara, pues por esa época no existía Libro de Bautismos. Las brumas envolvían su biografía, de tal modo que se tendía a situarlo como una figura inspiradora pero secundaria respecto a su hijo, Hernán Ruiz II, al que se coloca de forma habitual como el personaje cenital de este linaje de canteros y arquitectos corbeseses, claves no sólo en el desarrollo de Córdoba sino también de Sevilla. Los últimos estudios históricos apuntan a que fue autor de enorme singularidad y maestría, la figura principal en la construcción de la Catedral de Córdoba dentro de la Mezquita y un personaje clave en la evolución desde el gótico hacia el humanismo renacentista.
Una de las personas que más revindica hoy a este autor es la profesora de la UCO Ángeles Raya , que reconoce que «los primeros años del siglo XXI han sido fundamentales para conocer nuevos datos sobre Hernán». Nuevos trabajos han ido aclarando su biografía y, aunque no se sepa con certeza el año de nacimiento, sí que se conoce que fue hijo y nieto de dos de los canteros más destacados del periodo. Su abuelo trabajó por ejemplo en el monasterio de San Jerónimo de Valparaíso , mientras que su padre fue Gonzalo Rodríguez, del que hace poco se ha sabido que hizo la torre de San Nicolás y que también trabajó en el convento de Santa Marta. Ambos tuvieron igualmente, según explica Raya, un gran protagonismo en las obras que se realizaron en la Mezquita-Catedral en la segunda mitad del siglo XV, por lo que se entiende que la relación de Hernan Ruiz «El Viejo» fuese «muy estrecha» desde la misma la niñez con este edificio. Esa relación con la Mezquita acabaría marcando el destino de Hernán.
La arquitecta Pilar Gimena, de la Universidad de Sevilla , le dedicó hace seis años su tesis doctoral a Hernán Ruiz «El Viejo». Gimena, que alude a menudo en su trabajo a autores que ya estudiaron al autor como el canónigo Nieto Cumplido o el profesor Villar Movellán, explica allí que su contexto fue el del tránsito del Gótico y el Renacimiento , que comienza en esos años a llegar desde Italia. Ambas tendencias se mantuvieron durante décadas entre el gusto de la nobleza y el clero y fueron definidas en su momento como la «moderna», por la gótica, y la «romana», por la renacentista. A El Viejo lo sitúa Villar Movellán en un periodo intermedio, que él definió como «gótico humanista».
Más allá de etiquetas, lo que se sabe es que Hernán Ruiz comienza a trabajar con su padre en los albores del siglo XVI y que en 1514, cuando debería de contar con poco más de 30 años, aparece ya como maestro mayor de la Mezquita. En esos primeros años del siglo ya se le encargan allí obras como el Postigo de la Leche o las capillas del Sagrario y San Clemente, en las que comenzó a ensayar con elementos que luego habrían de ser fundamentales en la nueva Catedral. Lo mismo ocurre con otras obras primeras de esa etapa ajenas a la Mezquita, como son el caso del convento de Santa Marta y el Hospital de San Sebastián en la capital o las iglesias de San Mateo de Lucena, Santa María de Baena y Nuestra Señora de la Asunción de Santaella. Raya explica que esas dos primeras décadas del siglo fueron fundamentales pues le permitieron ensayar lo que luego desarrollaría en la Catedral , pero también porque recibió influencia del gran orfebre Enrique de Arfe , que estuvo trabajando en la ciudad en 1516, y de los artistas e intelectuales que acompañaban a los Reyes Católicos.
El momento decisivo para Hernán Ruiz «El Viejo» llega sin embargo en 1523. Es en ese año cuando el obispo Alonso Manrique de Lara, protegido del emperador Carlos I, decide que se construya una nueva Catedral , ya que la anterior se había quedado pequeña. Tal disposición fue controvertida y provocó roces con el Cabildo Catedralicio, pues todos eran conscientes de la importancia del edificio , al que según Raya cuidaban con mimo, y del peligro que suponía intervenir en él. La obra comenzó finalmente y al frente de ella estuvo Hernán Ruiz «El Viejo», que puso en práctica todo lo que había aprendido en las décadas precedentes.
«Él conocía muy bien las proporciones y las medidas, la evolución del edificio y sus diferentes ampliaciones, y utilizó la las quiblas para sujetar la nueva estructura», explica Raya. Entre otras decisiones, optó por bajar el terreno y luego pensó en una proporción para la planta, que consistía en que el lado mayor fuese dos veces más grande que el lado menor . En ese rectángulo inscribió una cruz, que es donde hoy se encuentra la Catedral. En cuanto al estilo, primó en las primeras intervenciones un lenguaje gótico muy personal , aunque enriquecido con espectaculares relieves. Utilizó allí un lenguaje en el que, según la especialista, interactúa su percepción personal con el edificio musulmán en el que intervenía. «Usa las mismas columnas que ya existían y las une unas con otras de forma muy cuidadosa», explica. A ello se unió la influencia del nuevo obispo, el salmantino Juan Álvarez de Toledo, que llegó a Córdoba en 1523 con ideas humanistas en su bagaje, fundamentales para el Renacimiento. Influyó de forma decisiva este prelado a Hernán Ruiz «El Viejo» en el diseño de la Capilla Mayor , de su espectacular bóveda y de los cuatro pilares que la sostienen.
La Catedral, obra de madurez, es sin duda la obra cumbre de Hernán Ruiz «El Viejo» , que moriría finalmente en 1547 dejando a su hijo, Hernán Ruiz II, como maestro mayor de la Catedral y como encargado de seguir con los trabajos.
Aunque su mundo era muy distinto, pues según cuenta Raya, el predecesor estaba más influenciado por otras corrientes arquitectónicas, Hernán Ruiz II decidió en la Mezquita respetar el estilo de su padre con lo que la unidad de lenguaje plástico quedó garantizada. Cinco siglos después ahí sigue la Catedral como testimonio de aquellos años en los que Hernán Ruiz «El Viejo» diseñó bajo su peculiar talento el que aún sigue siendo hoy el templo mayor católico de la ciudad.
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