EL TEMPLO DE CÓRDOBA

«Hernán Ruiz actuó con cuidado; fue muy respetuoso con la Mezquita-Catedral, que amaba y conocía»

La profesora Ángeles Raya habla sobre la concepción y construcción de la capilla mayor del monumento

Ángeles Raya, durante su conferencia en El Templo de Córdoba Rafael Carmona
Luis Miranda

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Demolió «con sumo cuidado » el espacio, porque quería ser «muy respetuoso con el edificio que amaba y conocía», pero también acumular materiales que le servirían para la nueva obra. Y aunque no hay ni planos ni alusión a su persona, «organizó una C atedral única en el mundo , no sólo por el lugar en el que se levantó sino también por el estilo que en ella se desarrolló». Y un estilo que no se puede adscribir a ningún otro. Así nació el crucero de la Mezquita-Catedral de Córdoba.

La intervención, este jueves, de Ángeles Raya , profesora titular de la Universidad de Córdoba , en el ciclo El Templo de Córdoba, que organiza ABC con la colaboración del Cabildo Catedral y el Real Círculo de la Amistad , se centró en la gestación de la capilla mayor como gran joya cristiana del monumento. Y muy en especial fue un elogio de su autor, el arquitecto Hernán Ruiz I.

«Su aprendizaje lo realizó junto a su abuelo y padre, participando de las grandes obras que se realizan en el siglo XV y en el XVI en la catedral y en el Obispado de Córdoba. Conocía el edificio en profundidad, era un gran geómetra y matemático y dominaba las proporciones», afirmó la profesora. El público volvió a llenar el Salón Liceo para escuchar la conferencia de El Templo de Córdoba .

Su intervención fue un amplio recorrido por los más de 80 años de construcción de esta gran obra, por los obispos que la impulsaron, por los detalles de su arquitectura y de su arte, que son muchos, y también por los conflictos, primero entre el prelado y el Cabildo, y luego con el Concejo municipal . Y ambos los ganó el pastor de la diócesis.

Fue recorriendo entonces Ángeles Raya las distintas fases de la construcción, se detuvo en algunos de los contratos , en la no siempre fácil financiación y también en los distintos obispos que dejaron su huella en los trabajos. Y ensalzó mucho los laterales y los pilares , que son «muy personales, fruto de su preocupación por no alterar el lenguaje del edificio que lo albergaba». Por eso tienen la misma altura que la Mezquita, unos trece metros. La decoración también cambia, con algunos detalles más próximos al humanismo .

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación