Guerra Rusia - Ucrania
Diario de un viaje a la frontera de la guerra desde Córdoba: «Que nadie coja el coche para ir allí»
José Luis Martínez ha realizado con éxito un trayecto de 7.200 kilómetros por media Europa para entregar medicamentos y traer de vuelta a una familia que huye de la guerra
Anna Kostyuk, la voluntaria ucraniana que ha despertado la ayuda humanitaria
Convoyes de 8.000 kilómetros para ayudar a los refugiados
![José Luis Martínez posa con una de las mujeres ucranianas y su bebé en medio del trayecto de vuelta](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2022/03/18/s/ucrania-bebe-cordoba-kqoC--1248x698@abc.jpg)
Desde Córdoba a Kiev , la capital ucraniana, hay 8.000 kilómetros de ida y vuelta por carretera. José Luis Martínez , un fotógrafo de eventos de Espiel, acaba de terminar una expedición un poco más corta, de 7.200 kilómetros, ya que nunca sobrepasó la frontera entre Polonia y Ucrania . Se quedó justo en el límite, a pocos kilómetros de donde ya caen las bombas rusas, para entregar un lote de ayuda humanitaria.
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De vuelta no se vino vacío. Trajo sana y salva a una familia casi al completo (una abuela, sus dos hijas y un nieto pequeño), que ya descansa en Córdoba. En su periplo de casi una semana, José Luis ha tenido ocasión de conocer de primera mano la situación en uno de los pocos pasillos humanitarios abiertos para salir de Ucrania, así como las dificultades para transitar en estos momentos por las carreteras europeas en un vehículo con refugiados que huyen de la guerra. Este es su cuaderno de bitácora .
Viernes, 11 de marzo
13 horas . José Luis arranca una furgoneta cargada de medicamentos donados por los habitantes de su pueblo, Espiel . El viaje, sin embargo, comenzó unos días antes.
Los preparativos. Como fotógrafo autónomo, José Luis se encontraba sin trabajo, al igual que muchos otros compañeros afectados por la pandemia, a la espera de la llegada de la primavera y los eventos sociales. Quiso hacer algo por su cuenta para ayudar a los refugiados ucranianos, y pensó en un usar su propio coche para transportar cualquier ayuda humanitaria hasta la frontera. Se puso en contacto con los voluntarios ucranianos en Córdoba para ver qué podía hacer, y ellos lo orientaron.
El primer problema era el coste. José Luis estimó que harían falta unos 800 euros para gasolina, comida y alojamiento , una cantidad inasumible para una persona sin trabajo. Así que se dirigió al alcalde, José Antonio Fernández , para pedirle ayuda. Y la encontró. Vaya si la encontró.
«Se cargó una furgoneta gracias a la solidaridad de la gente de aquí»
José Antonio Fernández
Alcalde de Espiel
Los pueblos pequeños hacen pequeñas cosas, pero las hacen rápido. El Ayuntamiento espeleño puso a su disposición una furgoneta municipal y asumió los gastos de combustible y alojamiento; una familia del municipio pagaría la manutención. Además, el Consistorio organizó una colecta para cargar la furgoneta de ayuda humanitaria. «Se cargó gracias a la solidaridad de la gente de aquí, todo medicamentos», recuerda el regidor; «en lugar de otra cosa, lo hicimos entre los vecinos de Espiel», apunta el voluntario.
Sábado, 12 de marzo
Una jornada de transición por carreteras europeas, entre Francia y Alemania, sin mayores problemas. No habrá otro día igual en esta odisea.
Domingo, 13 de marzo
Przemyśl (Polonia), por la tarde . José Luis llega al punto de destino previsto para entregar su mercancía, una ciudad de unos 70.000 habitantes a 5 kilómetros de la frontera con Ucrania . Lo que se encuentra es un caos. «Tienen buena organización y mucha ayuda, pero hay tanta gente que están desbordados . No había forma de que me recogiesen el material», explica.
La solución fue la solidaridad entre españoles a más de 3.000 kilómetros de distancia. «Vente con nosotros», le dijeron unos compatriotas tras mucho preguntar. Y así lo hizo José Luis.
![Entega del material de Espiel a los bomberos de París en Medyka (Polonia)](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2022/03/18/s/ucrania-bomberos-cordoba-kbmC--510x349@abc.jpg)
Medyka (Polonia), tarde-noche . El pequeño grupo de voluntarios españoles se traslada a Medyka (menos de 3.000 habitantes), ya pisando la frontera ucraniana. Es el punto de entrada de los refugiados, a unos 100 kilómetros de Leópolis . «Allí está el pasillo por donde entran caminando», rememora.
Los bomberos de París aceptan los medicamentos donados por Espiel y permiten a José Luis que descanse en el campamento. Primera parte de la misión cumplida.
![Centro de refugiados en Varsovia donde José Luis recogió a la familia el domingo](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2022/03/18/s/ucrania-centrocomercial-cordoba-kbmC--510x349@abc.jpg)
Lunes, 14 de marzo
Varsovia (Polonia), por la mañana . Tras pasar parte de la noche en carretera, «durmiendo en áreas de servicio, en el maletero o como podía», el voluntario espeleño llega a la capital polaca . Le espera una familia ucraniana que había conseguido ya escapar de la guerra. Son una abuela de tan solo 53 años, sus dos hijas de 33 y 18 y un nieto de corta edad .
«Estuvimos un rato nada más, arreglando el checking de salida , y arrancamos», relata. Había que empreder camino cuanto antes.
Alemania, casi medianoche . Por fuerza, el viaje de vuelta tenía que ser más lento. Había que detenerse para descansar a cada poco, porque «el niño venía enfermo y malito, y su madre también por la tensión del viaje».
Con una familia a cuestas, no era posible dormir de cualquier modo en el coche. Había que buscar un hotel barato, pero en Alemania todo está cerrado a las 17.30 horas. «Casi a las 12 de la noche encontramos un hotel», recuerda ahora José Luis.
![Refugiados ucranianos en Polonia](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2022/03/18/s/ucrania-refugiados-cordoba-kbmC--510x349@abc.jpg)
Martes, 15 de marzo
El trayecto sigue por carreteras alemanas , con el problema añadido de que ni los ucranianos ni el espeleño hablan inglés, la lengua koiné de nuestros tiempos. La tecnología vino en su ayuda: «Usábamos un traductor o el inglés indio», es decir, «¿tú comer?», «¿tú descansar?».
Los costes del combustible se disparan . Si en España está caro , en Francia el litro de gasoil está a 2,20; en Alemania, a 2,40. Cuando termine el viaje, el vehículo de José Luis habrá consumido 560 litros de carburante, a lo que hay que sumar los peajes de las carreteras europeas, mucho más abundantes y caros que en España. José Miguel calcula que un viaje así le habría costado unos 1.800 euros .
Por la tarde, Lyon (Francia) . «Aquí no tuvimos dificultad para dormir, no nos fue tan difícil encontrar hotel» como en Alemania, detalla José Luis. De haber vuelto solo, podría haber parado en cualquier estación de servicio a echar una cabezada y seguir con el viaje, pero con este grupo «tienes que dormir en hoteles, y son caros».
Tras pasar una noche de descanso, la familia ucraniana y el conductor espeleño se preparan para una última jornada agotadora . Pero el final ya se ve cerca, y eso insufla ánimos.
![José Luis posa con la familia ucraniana nada más llegar a Córdoba en la noche del miércoles 16 de marzo](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2022/03/18/s/ucrania-familia-cordoba-kbmC--510x349@abc.jpg)
Miércoles, 16 de marzo
Lyon, 7 horas . Arranca en la tercera ciudad de Francia, con medio millón de almas, la humilde furgoneta del Ayuntamiento de Espiel . Y tras 14 horas «del tirón», llegan a su destino sin mayores contratiempos. Casi toda esta última singladura se realiza ya por carreteras españolas, que José Luis conoce mejor que su equivalentes europeas.
Córdoba , 21 horas . El vehículo no se detiene en Espiel, sino que se dirige directamente a la capital, donde los familiares, amigos y compatriotas de las mujeres y el bebé ucranianos los esperan con los brazos abiertos. Una foto atestigua el final del trayecto con todos sus protagonistas; todo son risas y alegría.
![Una niña ucraniana en la zona de conflicto](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2022/03/18/s/ucrania-menor-cordoba-kbmC--510x349@abc.jpg)
El final
José Luis puede hablar en primera persona de lo que supone un viaje como éste. Aunque él lo ha completado, desanima a cualquiera que tenga la misma idea. Ya no sirve de nada tanto esfuerzo.
« Ropa ya no quieren , ni la descargan porque están saturados», apunta. Al menos, mientras no se abran otros corredores humanitarios cerca de Odessa o Mariúpol, en el Mar Negro. Faltan medicamentos, pero tampoco son útiles si no se gestionan a través de Cruz Roja, ya que en el punto de destino no entienden los prospectos ni las diferentes marcas.
«Que nadie coja el coche para ir allí con la intención de traerse a familias; no quieren particulares»
José Miguel
Y existe un último inconveniente mucho más grave para realizar un trayecto como el de José Miguel: las mafias . «Que nadie coja el coche para ir allí con la intención de traerse a familias, porque no quieren particulares. Hay mucha trata de mujeres y niños», advierte.
Si alguien animoso quiere ayudar personalmente, José Luis aconseja que tome un avión hasta Varsovia y desde allí se dirija a la frontera ucraniana. «Lo que hace más falta es mano de obra» para distribuir y organizar toda esa cantidad de ayuda humanitaria, concluye.