REPORTAJE

La gran obra del padre Jaime Loring: convertir a los labradores en empresarios en ETEA, semilla de Loyola

El provincial de la Compañía de Jesús encargó a Loring la fundación de la Escuela al inicio de los años 60 tras su paso por Francia

Loring, a la derecha con sotana con la primera promoción de la Escuela ABC

Rafael A. Aguilar

Jaime Loring recibió una llamada cuando, a principios de los años 60 del siglo pasado y recién ordenado sacerdote, se encontraba perfeccionando su formación en Toulouse . Era el provincial de la Compañía de Jesús en Andalucía , el padre Sobrino, y le hacía una encomienda: «Visita las escuelas de agricultura que tengas cerca y coge ideas para poner en funcionamiento un proyecto en Córdoba del que ya te daré más detalles». Ese es el momento en el que ETEA , la Escuela Técnica Empresarial Agrícola , empezó a existir. O al menos, a hacerlo en la mente de alguien.

La modernización de la agricultura

Para el nacimiento de la entidad fue necesaria, según el mismo Loring exponía cuando alguien le preguntaba, la confluencia de tres circunstancias. El primer elemento no se dio en Córdoba , sino en Granada. Allí estudiaba Loring Teología a finales de los años 50 del siglo pasado, y con otros futuros sacerdotes (él se ordenó en 1959), crearon lo que denominaron un Equipo Social en el volcaban sus inquietudes económicas y sociales con la idea de plantear alternativas a esa Andalucía aún poco desarrollada.

Uno de los objetivos con los que trabajaban era, tal y como el jesuita expresó en su lección inaugural del curso 2012-2013 de ETEA, «poner los medios para favorecer el paso de la llamada agricultura tradicional a la agricultura empresarial con la intensificación de los regadíos, la mecanización y la asunción por las empresas agrarias de técnicas modernas de gestión empresarial».

El fundador de ETEA, con gafas en el extremo de la derecha, en la inauguración del centro ABC

Esta reflexión del fundador entronca con el segundo elemento clave en el nacimiento de la Escuela, que fueron los cambios que el régimen de Franco estaba operando en el mundo agrario, y que se resumían en la puesta en marcha de regadíos impulsados por el Instituto Nacional de Colonización, la concentración parcelaria y la mecanización del campo. Con esas ideas en la cabeza, Loring se marchó a la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Compañía de Jesús en Toulouse, donde pasó dos años, sin saber que iba a recibir un encargo de su superior: antes de llamarle, Sobrino se encontró con un dinero para darle forma al proyecto académico que tenía en la cabeza.

Todo tuvo que ver con un hecho luctuoso: Rafael Luiz López Jiménez, el hijo de Lorenzo López Cubero, había fallecido en circunstancias muy dolorosas y su progenitor quería hacer algo importante en su memoria, así que se dirigió a la Compañía de Jesús con una aportación de diez millones de pesetas y un solar en Ciudad Jardín.

El jesuita, con el rector de la Universidad Loyola en el 50 aniversario de ETEA ARCHIVO

De vuelta de Francia , Loring cerró el diseño de la iniciativa, que nació como una escuela universitaria con un plan de estudios que él mismo diseñó: el 50 por ciento de economía y el 50 por ciento restante de agricultura. Los modelos que tenían en la cabeza eran la Comercial de Deusto y la Esade de Barcelona . «Queríamos convertir a los labradores en empresarios», recordó Loring muchos años después.

Las clases empezaron en octubre de 1963 sin acreditación oficial para otorgar títulos

Las clases empezaron el 3 de octubre de 1963 , antes de que los jesuitas tuvieran reconocimiento oficial para darlas y sin potestad administrativa para otorgar títulos. En los primeros años, el 90 por ciento de los estudiantes eran de fuera de Córdoba, porque los estudios agroindustriales que ofrecía eran una novedad en toda España.

Los dos primeros años las clases se daban en San Hipólito, hasta que Antonio Cruz Conde, entonces presidente de la Diputación, cedió una parte del terreno adquirido para construir el Hospital Provincial y que no iba a necesitar el centro sanitario. La actividad académica empezó en el Parque Cruz Conde en 1966. En 1969 se creó la Escuela de Mandos Intermedios y en 1988 ETEA se convirtió en Facultad de Empresariales asociada a la Universidad de Córdoba ( UCO ). En 2013-2014 se integraría en la Universidad Loyola.

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