La Graílla

Sentarse al volante ajeno

Habrá que andar en los mocasines del que hace dibujo técnico para llegar a su casa

La calle Cruz Conde, peatonalizada, durante la instalación del espectáculo de Navidad Valerio Merino
Luis Miranda

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El coche que molesta es siempre el ajeno. El que debe subirse a la acera de una calle estrecha de la Ajerquía para que pase una berlina rugiente y tendrá que quitar la cabeza del niño del lugar por el que avanzan los retrovisores con intermitentes clamará contra el fastidio de que el tráfico altere las proporciones naturales de la vida en esos barrios viejos , pero no será capaz de notar nada cuando vaya al volante del suyo y pueda apartar a los peatones con un suave golpe de claxon si es que han cruzado por donde no deben. Hace unos años, en Córdoba empezó a expulsarse a los vehículos privados de las calles y plazas y si todo el mundo lo celebraba era porque sobre todo se preguntó a quienes decidían, a quienes inspiraban y a quienes tenían llenas las anchas terrazas que ocuparon el sitio por el que antes pasaban los utilitarios y monovolúmenes.

Hubo un momento en que la espuma subió tanto que los Ayuntamientos empezaron a imaginarse una ciudad llena de anchos bulevares y de plazas grandes entregadas a la cerveza de tubo y el flamenquín bien cortado. Si un barrio agonizaba lastrado por los bloques anticuados y la población envejecida, como pasaba en Ciudad Jardín , la solución era peatonalizar . Si en otro florecía el pequeño comercio sin multinacionales y a base de alquileres asequibles que hacían un mosaico saludable de negocios prósperos, también había que cerrarlo al tráfico . En un caso se recuperaría lo que había funcionado bien en otra época sin peatonalizaciones y en otro caso se estimularía lo que con coches y furgonetas de reparto había salido estupendamente.

Ahora parece que el Gobierno municipal de Córdoba ha empezado a ver que los frutos de Cruz Conde tampoco han ido más allá de algunas franquicias y un buen sitio para pasear y para el espectáculo navideño. La política de llenar los barrios de calles peatonales se ha terminado casi al mismo tiempo que los vecinos de la zona de Jesús Rescatado —que así se llama la calle más comercial, aunque IU se empeñara por motivos obvios en que llevase el nombre de la mucho menos activa Viñuela— dijeron que quieren que sus calles vuelvan a tener tráfico rodado para repartir mercancía en sus tiendas y para llegar a sus casas.

Antes de llamarles otra vez retrógados habrá que hacer caso al viejo proverbio sioux e invitar a los que los critican a caminar con sus mocasines o a conducir los coches de quienes tienen que hacer dibujo técnico sobre el plano de Córdoba para llegar a sus casas. Para que una plaza esté veladorizada y una calle sea un agradable paseo sin olor a caucho hay un bloque que cambia a los vecinos por las oficinas y a las tiendas de siempre por las que se ven en todas las ciudades. Que se defienda depende del coche que conduzca uno o de su capacidad para tomar el volante ajeno . Hasta los que no saben conducir van a sitios a los que no pueden llegar andando.

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