Baltasar López - PRIMERA PLANA
El «González CF»
La entidad blanquiverde, si sigue su actual propietario, corre el riesgo de acabar convertida en un juguete roto
El Córdoba CF certificó el domingo su permanencia en Segunda . Pírrico éxito para un club que en la temporada 2014/2015 se sentó a la mesa de los más grandes. La salvación ha espantado el fantasma de la Segunda B que aterrorizaba a miles de aficionados blanquiverdes. No descender también ha sido un excelente regalo de cumpleaños para el dueño del club, Carlos González , que acaba de alcanzar seis ejercicios como su propietario. Seguro que se puso contento. Su juguete vale mucho más en la Liga 1, 2, 3 que en la tercera categoría.
Para el empresario canario, el Córdoba CF es un capricho que le da alegrías económicas y satisface un ego tan grande como el palmarés del Real Madrid, que aspiró a dirigir. Igualmente, estuvo a punto de hacerse con el Mallorca. Al final adquirió el conjunto blanquiverde como pudo haberse hecho, si hubiera estado en Segunda, con el modesto Escalerillas (Zaragoza), aquel que puso de moda Jesús Gil en 1997 con una de sus estruendosas declaraciones que eran el Twitter de la época. Su afán por hacer y deshacer en un equipo de fútbol ayuda a entender por qué, después de 2.190 días al frente del Córdoba CF, este señor aún no se ha enterado de que compró más que un club. Se puso al mando de una institución que siente como suya la ciudad y que, pese a las decepciones, tiene 15.755 aficionados , gente suficiente como para llenar más de cuatro veces el pabellón de Vista Alegre.
Él nunca ha querido ver eso. Su estilo hosco y despótico le ha llevado a enfrentarse con la afición, los accionistas minoritarios, los veteranos, los medios... Mucha bronca, cuando ni siquiera es un «doctor House» del balompié, al que haya que soportar impertinencias a cambio de ver cómo convierte la zamarra blanquiverde en fija en la élite. Con él como máximo accionista, la entidad ribereña ha dado más bandazos que los autos de choque de la Feria. Su proyecto deportivo consiste en permanecer en Segunda , con el menor gasto posible en la plantilla, cruzar los dedos para que una campaña se alineen oportunamente los astros, los jugadores y el técnico de turno que se siente en la silla eléctrica del banquillo de El Arcángel y dar el salto a Primera. Ya pasó hace tres años. El único problema es que el modelo de no tener modelo suele acabar, como nos pasó, con un regreso vergonzante al fútbol de plata.
Pero a él lo de la pelotita no le importa mientras el club le reporte dividendos y lo siga manejando a su antojo, convertido en lo que él quiere que sea: el «González CF» . Lo último ha sido poner a su hijo de presidente de paja , material maleable. No tengo ni idea de si quiere venderlo o no. Sí sé que el club, si sigue este señor como propietario, corre el riesgo de acabar convertido en un juguete roto. Si casca, a él no le veremos nunca más. Las lágrimas las pondrá una afición que lleva seis años sufriendo por tener un propietario que no le llega ni a la suela del zapato a una entidad con 63 años de historia.