CÁTEDRA
Góngora, el faro ético y estético para la poesía de Cernuda
Joaquín Roses y Antonio Carreira resaltan que el sevillano tuvo siempre al cordobés como gran ejemplo
No hizo «pastiches» sobre su obra, pero pocos poetas insistieron más en el magisterio que habían recibido de Luis de Góngora y lo tuvieron en un lugar más alto. Los profesores Joaquín Roses y Antonio Carreira realizaron ayer un coloquio en el que hablaron de cómo el poeta cordobés fue el gran faro ético y estético para el poeta Luis Cernuda durante toda su trayectoria.
Para ello se basaron sobre todo en el ensayo « Góngora y el gongorismo », un enigmático manuscrito del que ahora se cumplen 80 años y en el que establece su concepción de Góngora como un poeta sin cuya existencia la evolución de la lírica habría sido distinta. «Es un modelo; si suprimimos a otros autores, la trayectoria de la lírica no cambia, según dice él, pero no sucede eso con Garcilaso , Góngora o Bécquer », recordó Joaquín Roses sobre este texto. Lo esencial, además, es que Cernuda ve en Góngora «un ejemplo moral » de cómo tiene que afrontar la literatura un poeta. Toma de él «una lección de estilo » por su cuidado de las palabras y su interés por el lenguaje, que elevan la perfección formal de su obra.
Y hubo más que la admiración y la inspiración en su obra. También una cierta identificación entre uno y otro. Uno de los puntos en que más se detuvo fue en el poema que dedicó explícitamente a Góngora. Así, como recordó Joaquín Roses, Cernuda parece pensar además en sí mismo. El autor lo escribió en los años de su e xilio británico y lo publicó en el libro «Como quien espera el alba», y no fue una época fácil para él, que pasó muchos apuros económicos y no poco desarraigo. Cernuda evoca a Góngora también desterrado de Córdoba, en concreto en la estancia en Madrid entre 1622 y 1623. Como él, también pasó por la soledad y los problemas económicos